Giuliani con Trump, en un club de golf del magnate el pasado mes de noviembre
Giuliani con Trump, en un club de golf del magnate el pasado mes de noviembre - AFP

Trump recupera a Giuliani para combatir los ciberataques

Su gran valedor en campaña le asesorará en pleno escándalo por los «hackeos» rusos

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Desde la misma noche electoral, Rudy Giuliani sonaba para hacerse con un cargo del más alto rango en el Gabinete de Donald Trump. Finalmente, se ha quedado con poco más que un encargo, pero de un asunto que copa gran parte de la atención en EE.UU. El equipo de transición del presidente electo anunció ayer que el exalcalde de Nueva York «compartirá su conocimiento y visión» en lo relativo a «problemas de ciberseguridad en el sector privado y soluciones emergentes» para combatir este fenómeno.

Tanto el papel de Giuliani en este ámbito, como los planes de Trump para combatir la ciberseguridad son todavía muy difusos y parecen más una respuesta a la admisión tardía por parte del presidente electo de que Rusia está detrás de los ataques informáticos al Partido Demócrata durante las elecciones.

A pesar del consenso de las agencias de inteligencia de EE.UU. —como la CIA, el FBI o la Agencia Nacional de Seguridad—, Trump tomó los informes como una respuesta política a su victoria electoral y un intento de deslegitimar el resultado de las urnas.

«En lo que se refiere al “hackeo”, creo que fue Rusia», dijo el miércoles desde la Torre Trump en su primera rueda de prensa en seis meses. Pero negó que el ciberataque fuera para favorecerle en las elecciones, como ha defendido la comunidad de inteligencia, y llevó el asunto más allá de la injerencia rusa en las presidenciales. Trump aseguró que «todo el mundo “hackea” a EE.UU., incluyendo a Rusia y a China», y aseguró que para combatirlo recurrirá al sector privado para «formar una defensa» frente a esos ataques. «En 90 días, tendremos un gran informe sobre defensa ante ciberataques y cómo parar este nuevo fenómeno», añadió.

Reuniones con ejecutivos

Parece ser que Giuliani tendrá que ver con esos esfuerzos, sobre todo en lo que se refiere a la participación del sector privado. Será el encargado de impulsar una serie de reuniones con el presidente electo en las que participarán «altos ejecutivos de compañías que se enfrentan o se han enfrentado a desafíos similares que los que tienen el Gobierno y otras entidades públicas hoy en día, como “hackeo”, intrusiones, manipulaciones, robo de datos y de identidad, y defensa de la infraestructura tecnológica», explica el comunicado.

El objetivo es que el presidente obtenga información técnica y personal de los líderes de la industria tecnológica sobre estos desafíos, «qué estrategias han resultado productivas y exitosas, y cuáles no».

No ha trascendido que esta dedicación de Giuliani suponga un cargo en la Casa Blanca, ni si el gran valedor de Trump durante la campaña electoral recibirá un sueldo por ello. El grupo de expertos y ejecutivos que reunirá no formarán un consejo asesor ni tendrá miembros permanentes, y los convocados podrían cambiar en cada ocasión, así como los temas a tratar. Las deliberaciones del grupo no necesitarán culminar en consensos ni en recomendaciones para el presidente.

Según el comunicado, la elección de Rudy Giuliani se debe a «su larga y muy exitosa dedicación público al cumplimiento de la ley y a sus dieciséis años de trabajo en seguridad en el sector privado».

En la actualidad, Giuliani preside la rama dedicada a ciberseguridad, privacidad y gestión de crisis en Greenberg Traurig, un despacho de abogados con presencia en todo el mundo. Además, tiene su propia empresa consultora de seguridad, Giuliani Partners, que desde mediados de la década de 2000 ha vendido soluciones tecnológicas contra los ciberataques a empresas.

Sin embargo, hay quien duda de que sea el perfil ideal para liderar los esfuerzos contra el «hackeo». Una entrevista publicada con Marketwatch de enero del año pasado corrió como la pólvora dos días después de las elecciones del 8 de noviembre, cuando Giuliani declaró a la cadena de televisión Fox News que quería convertirse «en el hombre que traiga una solución para la ciberseguridad». En aquella entrevista de comienzos del año, el exalcalde parecía tener un conocimiento poco sofisticado de la ciberseguridad, a la que comparó con el cáncer, y de los «hackers», a los que equiparó a la mafia a la que él se enfrentó como fiscal en los años 80. La imagen era más la de un empresario avispado que había encontrado un nicho en el negocio de la seguridad y que se había ayudado de su fama tras los ataques del 11-S —que le sorprendieron como alcalde de Nueva York— para atraer a clientes de perfil alto.

Genera dudas

En su rueda de prensa, Trump celebró que EE.UU. dispone de «algunas de las mejores mentes informáticas de todo el mundo» y que las van a poner a trabajar para conseguir una defensa sólida en ciberseguridad. Ayer, muchos en EE.UU. dudaban de que Giuliani fuera una de esas mentes, pero al menos Trump y su equipo confían en su capacidad de atraer al sector privado.

«El ataque cibernético es el crimen que más crece en EE.UU. y en la mayoría del mundo», asegura el comunicado. «Su impacto lo sufre desde el ciudadano al que se le roba la identidad hasta las grandes entidades privadas y públicas cuya información confidencial queda al descubierto. También es una gran amenaza a la seguridad nacional».

El más belicoso del equipo

Su liderazgo en la reacción a los ataques del 11-S a las Torres Gemelas de Nueva York –la ciudad de la que era alcalde– convirtió a Rudy Giuliani en un personaje de primer rango en EE.UU. Desde entonces, cada vez que las aguas de la política bajan agitadas, Giuliani siempre aparece con sus ojos saltones, las orejas salientes, la dentadura como un frontón y su discurso agresivo. No tardó en ponerse detrás de Trump cuando casi nadie lo hacía y ha sido uno de sus principales valedores –y el más belicoso– en su campaña triunfal.

Todo apuntaba a que la recompensa sería en forma de un cargo en su Administración. Llegó a ser favorito para secretario de Estado. Pero sus relaciones empresariales dudosas con gobiernos y entidades extranjeros le sacaron de la carrera. Su papel en ciberseguridad queda por debajo de lo que esperaba.

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