Obras en Miami Beach para hacer frente a las inundaciones por la subida del nivel del mar
Obras en Miami Beach para hacer frente a las inundaciones por la subida del nivel del mar - Manuel Trillo

Florida se rebela contra Trump y exige actuar ante el cambio climático

Un legislador republicano por el estado del sol registra un proyecto de ley que pide 3.000 millones de dólares al año para hacer frente a la «grave amenaza» de la subida del nivel del mar

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Si hay un lugar en Estados Unidos donde la amenaza del cambio climático es patente, ese es Florida. El estado de sol, que cuenta con más de 20 millones de habitantes y que el pasado año atrajo a cerca de 113 millones de turistas, sufre ya de forma directa los efectos de la subida del nivel del mar, especialmente en el sur. Frecuentes inundaciones causadas por las tormentas y las mareas altas causan importantes daños en las abarrotadas zonas costeras en el área de Miami.

Pero lo peor está por llegar. Los científicos prevén que este fenómeno se agrave y las predicciones para las próximas décadas son estremecedoras. Por eso, políticos tanto demócratas como republicanos del sur de Florida trabajan para prevenir el impacto del cambio climático y paliar sus consecuencias.

La retirada de Estados Unidos del Acuerdo del Clima de París, anunciado por Trump este jueves, es un jarro de agua fría para quienes bregan al pie de la orilla con el ascenso de los oceános.

Las autoridades locales del sur de Florida vienen trabajando desde hace años en numerosas medidas para adaptarse a la subida del nivel del mar y mitigar su impacto, que van desde la construcción de barreras físicas para evitar inundaciones hasta la elevación de las vías de transporte, pasando por la instalación de bombas y tuberías para achicar agua, la plantación de árboles, mejorar las redes de alcantarillado o la reducción de la emisión de gases con efecto invernadero, entre otras.

Las inundaciones en Miami son ya frecuentes
Las inundaciones en Miami son ya frecuentes - M. Trillo

La preocupación por el impacto del cambio climático en el sur de Florida cunde entre políticos de distintas tendencias, no solo demócratas, sino también republicanos. El pasado día 24, solo dos días antes de que Donald Trump se negara a un compromiso con el cambio climático con el resto de líderes del G-7 reunidos en Taormina (Sicilia), el representante republicano por Florida Carlos Curbelo registró, junto con el demócrata de Massachusetts Seth Moulton, un proyecto de ley para la protección frente a las inundaciones costeras en la que solicita destinar a este fin 3.000 millones de dólares anuales entre 2018 y 2024. Con ese dinero se adaptarían las infraestructuras y se actuaría en dunas y vegetación, entre otras medidas.

Al día siguiente, en un grupo de trabajo bipartidista creado en la Cámara de Representantes para buscar soluciones a los desafíos climáticos, Curbelo advirtió de la «seria amenaza» que supone la subida del nivel del mar para las comunidades del litoral. En su caso, citó datos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., según el cual la superficie marina se elevaría 25 centímetros de aquí a 2045. «Se calcula que un incremento de 30 centímetros en el nivel del mar amenaza 6.400 millones de dólares en inmuebles sometidos a impuestos en el país», planteó.

Según otra proyección, la que maneja la entidad contra el cambio climático que agrupa a cuatro condados del sureste de Florida, se espera que en 2030 el nivel del mar suba entre 15 y 25 centímetros con respecto al registrado en 1992, entre 35 y 66 cm en 2060 y entre 79 y metro y medio en 2100. En un territorio sin apenas elevaciones, las consecuencias pueden ser devastadoras, tanto para las populosas zonas urbanizadas como para la rica biodiversidad de los Everglades.

«Un daño irreparable»

El alcalde de Miami, Tomás Regalado, ha dado también la voz de alerta ante los efectos del cambio climático. El pasado marzo, en el discurso sobre el Estado de la Ciudad, avisó de que el cambio climático es «el mayor desafío que jamás afrontará» la soleada urbe y propuso al municipio destinar 100 millones de dólares para protegerla de la subida del nivel del mar. «Debemos actuar ya, porque este tema no puede demorarse más y, si no, nuestro hijos y nietos no tendrán la Ciudad Mágica que nosotros hemos disfrutado», aseguró en unas declaraciones recogidas por el «Miami Herald» el regidor, también del ámbito republicano.

Adaptar infraestructuras, prioritario ante la subida del nivel del mar en Miami Beach
Adaptar infraestructuras, prioritario ante la subida del nivel del mar en Miami Beach - M. Trillo

Con todo, también hay republicanos en Florida firmes opositores al Acuerdo del Clima de París, empezando por el gobernador del estado, el republicano Rick Scott, del que se llegó a especular durante la última campaña electoral como posible candidato a vicepresidente de Donald Trump. Una información del Centro para el Reporterismo de Investigación de Florida reveló en 2015 que Scott había prohibido emplear la expresión «cambio climático» en el departamento estatal de Protección Medioambiental.

Así mismo, el senador Marco Rubio, que compitió con Trump en las primarias por la candidatura republicana a la Casa Blanca, también es un escéptico ante las políticas sobre cambio climático y en la campaña aseguró: «No voy a destruir la economía de Estados Unidos para pasar una ley que no cambiará nuestro clima».

Entre los demócratas, hay mayor unanimidad contra la decisión de Trump. «Nuestro medio ambiente y nuestro futuro están seriamente amenazados», ha asegurado Andrew Gillum, alcalde de la capital de Florida, Tallahassee, y candidato a gobernador. «Florida -subraya Gillum en un mensaje publicado en Facebook- es el epicentro del cambio climático y estas decisiones nos impactarán más fuerte que al resto de Estados Unidos».

El miembro de la Cámara de Representantes Ted Deutch, asegura que una retirada del Acuerdo de París podría causar «daño irreparable a nuestra Tierra, obstaculizar gravemente nuestra economía y cambiar radicalmente nuestro modo de vida». Este representante demócrata procede de Boca Raton, situado en el condado de Palm Beach, precisamente en el que el presidente de Estados Unidos tiene su ultralujoso club social Mar-a-Lago.

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