Polonia e Israel negocian criminalizar el uso de la expresión «campos de exterminio polacos»

Principio de acuerdo tras la polémica en torno a un proyecto de ley de Varsovia sobre el Holocausto

«El trabajo os hará librfes», en la entrada de Auschwitz ABC

ROSALÍA SÁNCHEZ

Cuando alguien se refiere a Auschwitz como «campo de concentración polaco» no suele ser su intención culpar o responsabilizar a los polacos del Holocausto nazi , pero la sensibilidad nacional de Polonia considera esa expresión como una insultante imprecisión y sus autoridades llevan décadas esforzándose por corregirla, hasta el punto de que el actual gobierno la ha incluido en el Código Penal para castigarla con hasta tres años de prisión según una decisión del parlamento votada el pasado viernes.

Entre 1941 y 1945, los nazis crearon seis campos de exterminio en territorio anteriormente polaco: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka, Auschwitz-Birkenau (parte del complejo de Auschwitz) y Majdanek. Una abrumadora mayoría de las víctimas de los campos de exterminio y trabajos forzados eran judíos y se calcula que 3,5 millones de ellos fueron asesinados en esos centros como parte de la «Solución Final». Entre las víctimas también hubo romaníes (gitanos) y prisioneros de guerra. «Los propios polacos fueron víctimas de esos campos y no se puede hablar en ningún caso de responsabilidad de Polonia en esos crímenes» ha defendido el primer ministro, Mateusz Morawiecki, apuntando con dedo acusador a los vecinos alemanes y justificando el celo aclaratorio. En Alemania nadie ha respondido, pero la medida, sin embargo, ha despertado reticencias en Israel.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha criticado duramente la nueva ley, alegando que «es inapropiada». «La rechazo totalmente», había afirmado con motivo de la celebración del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, «no se puede modificar la historia y el Holocausto no se puede negar». También el responsable del memorial israelí del holocausto, Yad Vasehm, se ha quejado de que la ley «puede llevar al encubrimiento de la verdad histórica, que es que los alemanes recibieron apoyo de la población polaca durante el Holocausto».

Chelmno y Auschwitz se establecieron en áreas anexadas a Alemania en 1939. Los demás campos (Belzec, Sobibor, Treblinka y Majdanek) se establecieron en el Generalgouvernement (Gobierno General) de Polonia, un detalle administrativo que para los israelíes justifica la participación en la culpa. Mateusz Szpytma , vicepresidente del Instituto para la Memoria Histórica de Polonia, una institución que estudia los crímenes contra polacos cometidos por nazis y soviéticos, ha tratado de mediar recordando que «nadie tiene dudas sobre quiénes fueron los inspiradores de los campos de concentración», muchos de los cuales se ubicaron en Polonia «por simples circunstancias geográficas» y subrayando que esas regiones eran «territorio sometido» que no gozaba por tanto de la soberanía apropiada. La discusión ha derivado en conflicto diplomático y la presidencia polaca convocó ayer a la embajadora israelí en Varsovia, Anna Azari, para tratar de acercar posiciones. Morawiecki ha acordado en una conversación con su homólogo israelí el establecimiento de un diálogo que favorezca el entendimiento y la búsqueda de una expresión de aceptación general para esos hechos históricos.

«Los países con experiencias dolorosas como Polonia e Israel deberían preocuparse por la difusión de una narrativa histórica verdadera y no falsa». ha dicho Morawiecki, licenciado en Historia.

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