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Pelea en el Partido Conservador inglés por el recorte de ayudas a discapacitados

Revuelta de diputados tories contra la intención del ministro Osborne de ahorrar 5.600 millones de euros esta legislatura

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Por si no tuviese bastante cisma interno con la división que ha suscitado el referéndum europeo, el Partido Conservador ha terminado la semana con una nueva pelea en su cocina. Varios diputados tories han expresado su rechazo al plan del ministro de Hacienda, George Osborne, de recortar ayudas a los discapacitados. Además, se ha abierto una disputa interna en el Gobierno, con la ministra de Educación diciendo que era «solo una sugerencia», el ministro de Trabajo y Pensiones calificándola de desinformada y el portavoz del Número 10 replicando que las medidas de ahorro siguen adelante.

El pasado miércoles George Osborne presentó el nuevo presupuesto. Liberal, el ministro repite siempre una máxima: quiere impuestos más bajos, menos gasto público y más dinero en el bolsillo de los ciudadanos.

Su filosofía económica consiste ir recortando la factura del Estado del bienestar para alcanzar en 2020 el superávit presupuestario que ha prometido, y que se antoja bastante difícil de lograr. Con ese objetivo, va acometiendo reducciones del gasto público que a veces tocan lo social y levantan ampollas, incluso en sus propias filas. El pasado noviembre tuvo que dar marcha atrás en su intención de retirar unas ayudas a las familias llamadas «tax credits». Ahora quería reducir unas subvenciones para personas discapacitadas llamadas Pago para la Independencia Personal (PIP), que reciben 692.000 dependientes. Con la medida el Gobierno pretendía ahorrar el equivalente a 5.600 millones de euros en esta legislatura.

«Ha declarado la guerra a los discapacitados, está diciendo que no pueden llevar una vida independiente»
Jeremy Corbyn

Pero viarios diputados conservadores se alzaron en la noche del jueves contra el recorte, recordando que «esas ayudas son vitales para muchas personas vulnerables». Más tremendista, el líder laborista, Jeremy Corbyn, acusó a Osborne de haber «declarado la guerra a los discapacitados, a los que está diciendo que no pueden llevar una vida independiente».

El dinero de esas subvenciones facilita a algunos de sus receptores cuestiones tan básicas como vestirse y desvestirse o ir al baño. Lo que perciben oscila entre las 21,8 y las 139 libras por semana. El Instituto de Estudios Fiscales calcula que se verán afectados por el recorte unas 370.000 personas, que perderán unos 4.500 euros al año. Un tercio de los receptores de las ayudas para discapacitados llamadas PIP son pacientes con enfermedades psiquiátricas.

La factura del Estado británico en subvenciones para discapacidades es enorme, con un total de cinco millones de personas atendidas, porque el colchón benefactor del Estado que se montó tras la Segunda Guerra Mundial sigue bastante vivo, pese a esa simplificación que asegura que Thatcher lo liquidó por completo con sus reformas. El conjunto total de las ayudas a la discapacidad sumará este año 12.200 millones de libras del erario público.

En los Comunes

La polémica ha salpicado también al seno del Gobierno. La ministra de Educación, Nicky Morgan, un valor emergente que hasta podría luchar por la sucesión de Cameron, declaró en la BBC que el plan de recorte de las PIP de Osborne había sido solo «una sugerencia». Pero de inmediato fue desautorizada por el entorno del ministro de Trabajo y Pensiones, el euroescéptico Ian Duncan Smith. Posteriormente, un portavoz del Gobierno ratificó que se mantendrá el recorte.

El Partido Laborista quiere llevar el asunto a votación en los Comunes cuanto antes, y cree que puede tumbar la medida, porque cuenta con sumar a sus votos los del SNP escocés y los de un buen número de diputados rebeldes conservadores.

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