Merkel ya ha contactado con el presidente tunecino Baji Caid Essebsi
Merkel ya ha contactado con el presidente tunecino Baji Caid Essebsi - EFE

Merkel acelerará la deportación de inmigrantes tunecinos

La canciller asegura también que hará los «cambios legislativos y políticos necesarios»

Berlín Actualizado: Guardar
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Existen al menos tres condiciones por las que los solicitantes de asilo rechazados y pendientes de expulsión pueden permanecer en Alemania con un certificado de residencia «tolerado»: el embarazo, la enfermedad o la falta de documentos de identidad. En esta última condición se habría escudado el tunecino Anis Amri, abatido ayer en Milán y señalado como el autor del atentado del lunes en un mercadillo de Navidad de Berlín. «Tolerado» por falta de documentos no sólo significa que el residente temporal no tiene pasaporte, sino que el registro civil de su país de procedencia no ha enviado los papeles que acreditan su nacionalidad en un tiempo prudente.

Ha sido un escándalo que el terrorista siguiera viviendo con impunidad cuando tendría que haber sido devuelto a su país hace mucho tiempo.

Así que, para que no se repita el caso, la canciller Merkel llamó ayer al presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, para pedirle que asuma su responsabilidad y acepte sin excusas la repatriación de ilegales cuya devolución pretende acelerar la canciller.

Merkel quiere que las deportaciones de tunecinos con solicitudes de asilo rechazadas se lleven a cabo de inmediato: «He dicho al presidente de Túnez que tenemos que acelerar significativamente el proceso de deportaciones y aumentar el número de personas expulsadas», afirmó la canciller, que habló de los «avances» logrados este año sobre el particular. En una breve comparecencia, Merkel subrayó también que «allí donde se vea la necesidad de cambios legales o políticos, el Gobierno alemán acordará rápidamente e implementará las medidas necesarias».

Salafistas

Amri, que llegó a la isla de Lampedusa en 2011 escapando de una condena por robo en Túnez, estuvo luego en una cárcel siciliana durante cuatro años por el incendio en un centro de acogida y se escabulló entre los refugiados llegados a Alemania en julio de 2015. Amri habría estado en contacto con el predicador Abu Walaa -un salafista preso desde noviembre- y estuvo además bajo la vigilancia de las autoridades de Berlín.

Medios alemanes afirmaron también que el terrorista visitó la mezquita de Moabit en la madrugada del martes, horas después del atentado. Pero el gobierno alemán negó después que la imagen recogida por una videocámara corresponda a Amri. Antes de la intervención de Merkel, también se pronunció el ministro alemán de Interior Thomas de Maizière: «El final de la persecución, desgraciadamente no cambia el nivel de amenaza (terrorista) en Alemania. Sigue alto y las autoridades continúan vigilantes», afirmó. Tras lo que agregó que, después de la muerte de Amri, «ha llegado el tiempo de hablar de las consecuencias».

Por su parte, el ministro de Justicia, Heiko Maas, consideró que la cuestión clave es cómo deportar lo más rápido posible a los solicitantes de asilo rechazados y «cómo vigilar aún mejor a los peligrosos».

Merkel insistió en que analizará «todos los aspectos» del caso Amri junto a Maas, De Maizière, los Estados federados y los servicios secretos: «Podemos al término de esta semana sentirnos tranquilos porque ha acabado un grave peligro. Pero la amenaza del terrorismo en su conjunto se mantiene, como desde hace años», indicó la canciller.

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