ELECCIONES EN EGIPTO

Los Hermanos Musulmanes, en prisión y perseguidos con saña

Al Sisi está desmantelando sistemáticamente su infraestructura social de negocios, clínicas, escuelas y guarderías

Alicia Alamillos

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El grupo islamista de los Hermanos Musulmanes parece al borde del desastre, ahogado por la persecución de Al Sisi , de una dimensión «nunca vista», afirman analistas: en tiempos del expresidente Mubarak eran tolerados en la clandestinidad, y en varias ocasiones pudieron presentarse a las elecciones de la cámara baja, llegando a ganar en 2005 el 20% de los escaños. Mubarak se dio cuenta del peligro y reanudó su persecución, pero ha sido con Al Sisi, que llegó al poder tras una asonada militar contra el presidente islamista Mohamed Morsi, cuando más se ha agravado esa persecución.

Durante décadas la Hermandad Musulmana ha estado muy arraigada en la sociedad egipcia, con extensas redes sociales y de caridad que le han permitido resistir el acoso de los diferentes presidentes egipcios. Sin embargo, si e n 2011 capitalizaron las revueltas de inspiración democrática de Tahrir para ganar las elecciones de 2012, la organización ha sido ahora prácticamente descabezada en Egipto. Miles de sus simpatizantes se hacinan en las cárceles, incluido el expresidente Morsi, condenado a varias cadenas perpetuas . Miles de simpatizantes de Morsi murieron en los desalojos de la plaza de Rabaa, donde protestaban contra la asonada militar de Al Sisi, y entre 2013 y 2014 miembros de los Hermanos Musulmanes fueron responsables de una oleada de atentados bomba contra comisarías y puestos militares.

Punto de quiebra

«Aunque ya antes el movimiento se enfrentó a la ira del Estado egipcio, la Hermandad puede llegar a un punto de quiebra ahora que la administración de Al Sisi está desmantelando sistemáticamente su infraestructura social de negocios, clínicas, escuelas y guarderías. Existe un peligro real de que las luchas entre facciones dejen a la Hermandad sumida en guerras intestinas», explica Fawaz Gerges, analista y profesor de la London School of Economics.

Pese a la agónica situación de la organización, f undada en 1928 por el clérigo Hassan Al-Banna , el régimen de Al Sisi sigue agitando su fantasma: ha enfocado su pervivencia en el poder y su popularidad entre los egipcios en su fiera lucha contra los Hermanos Musulmanes, declarados en diciembre de 2013 organización terrorista.

En estos años, la acusación de «pertenencia a banda terrorista» ha sido utilizada con ligereza por la Justicia del país, muchas veces también contra activistas seculares, críticos del gobierno o periodistas. En un ejemplo más de la polarización del país alimentada por Gobierno, periodistas afines al régimen y políticos acusan de filoislamistas a quienes defienden el boicot a las elecciones.

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