Trump de campaña en Wichita, Arkansas
Trump de campaña en Wichita, Arkansas - AFP

Donald Trump reta a los conservadores y planta a su principal lobby

Inquietud en sectores republicanos por la intervención del partido para frenar a Trump

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Donald Trump no cesa en su estrategia de cambiar las reglas del establishment republicano. Reforzado por su liderato en las primarias, el millonario dio ayer un paso más al no acudir a la principal conferencia conservadora, la que organiza el todopoderoso lobby y una de las referencias del movimiento, la Unión Conservadora Americana (CUA, en sus siglas en inglés). Para hacerse una idea de la relevancia de la Conferencia de Acción Política Conservadora, impulsada por una de las fuentes de inspiración ideológica de los republicanos, el expresidente Ronald Reagan, renovado símbolo de la derecha norteamericana, llegó a pronunciar en ella hasta una docena de discursos, durante y después de la presidencia.

Su decisión de saltarse ayer la reunión, en la que sí han intervenido estos días sus rivales por la nominación, Ted Cruz, John Kasich y Marco Rubio, es la primera respuesta del showman a la ofensiva del establishment para frenar su hasta ahora imparable camino hacia la victoria.

No está claro si la acometida, liderada por el duro discurso del anterior nominado republicano, Mitt Romney, es simplemente la excusa para una ausencia que ya tenía planeada, ya que no es el primer plantón del magnate a alguno de los tradicionales eventos que organiza el establishment republicano.

Tanto él como su equipo están convencidos de que estos desplantes refuerzan su candidatura y son aplaudidos por sus fieles, incluidos tradicionales votantes de las bases del partido, en los que predomina el deseo de dar un escarmiento a los altos cargos conservadores.Un malestar que se ha acentuado en estos sectores por la intervención del partido para que Trump no llegue a los 1.237 delegados (la mitad más uno) y se celebre una convención abierta. Rick Santorum, dos veces aspirante a la nominación, afirmaba ayer que «el partido está en riesgo de resquebrajarse». El editor Steve Forbes, también dos veces candidato republicano, ironizaba: «No es normal que los partidos se suiciden, pero puede que las cosas fueran mejores si se permite que Trump siga su camino en la carrera».

Atribuido a Romney y al presidente-portavoz del Congreso, Paul Ryan, el plan trazado por la dirección del Partido Republicano, del que informó ayer este periódico, busca forzar una convención abierta en la que se pacte el nominado. Para ello, en el cálculo de reparto de delegados diseñado, son premisas fundamentales las victorias de Rubio y Kasich en Florida y Ohio, respectivamente, el 15 de marzo. A partir de ahí, la proyección concluye en que ningún candidato llegaría al número de delegados para la nominación. El plan sigue la estrategia marcada en 1976 por el propio Reagan, quien logró forzar una convención abierta frente a Gerald Ford, aunque luego perdería la votación por un estrecho margen de votos.

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