Un hombre en un colegio electoral de Atenas este domingo
Un hombre en un colegio electoral de Atenas este domingo - reuters

Entre la indiferencia y la preocupación, los griegos votan por tercera vez en un año

Desde las siete de la mañana y hasta esa misma hora de la tarde, casi diez millones de griegos podrán acudir a los colegios electorales para decidir el futuro gobierno de su país

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Desde las siete de la mañana y hasta esa misma hora de la tarde, casi diez millones de griegos podrán ir a votar en las segundas elecciones generales de este año. El día, caluroso en todo el país, transcurre con calma, aunque también con anécdotas. Ante la puerta de un colegio electoral de la ciudad de Patras, una ambulacia privada trasladó a un elector paralítico, que logró votar con ayuda de la presidenta de mesa. La jornada también ha dejado momentos ridículos. Como la pelea protagonizada por Apostolis Glézos, un actor retirado ahora alcalde de la pequeña localidad de Stilida, situada en el centro de Grecia. El hombre acabó a bofetadas con el representante de Syriza en el colegio electoral y ambos fueron trasladados a comisaría.

«¿Has visto que poca animación había?», comentado Kéty, una jubilada que ha acudido a votar en Iliúpolis, un ayuntamiento cercano al centro de Atenas. La mujer ha expresado su satisfacción ante la posible victoria de la conservadora Nueva Democracia, su partido: «Ya vimos lo que consiguió Tsipras. Colocó a los suyos, pasaron meses en los que los ministerios y la administración local trabajaban bajo mínimos, se cerraron los bancos y muchas empresas están en bancarrota. Y en octubre más impuestos. ¿Quién va a aguantar con este chico?». Sus hijas y su yerno han conservado el trabajo en el sector privado, pero han vuelto a confiar en el partido socialista Pasok, partido al que votaron hasta 2009. Los hijos de sus conocidos están en paro o en el extranjero. Y en la plaza de Iliúpolis, los kioskos de los partidos han estado están casi vacíos toda la semana y nadie quiere los sencillos programas de pocas páginas.

Yorgos, un joven que trabaja en Madrid, ha ido a votar casi a la fuerza en Marusi, otro ayuntamiento a media hora del centro de Atenas, porque sus padres insisten que es lo correcto y le han pagado su viaje. «He votado a El Río, porque aunque no vivo ahora aquí ahora, lo que dice Theodorakis es práctico. Y posiblemente este partido formará parte del gobierno». Como explica este economista, «mis amigos que viven y trabajan en Grecia quieren que mejore el clima empresarial y se reduzca la burocracia. Todos saben de inversores griegos y extranjeros que con tanta incertidumbre, tantos cambios fiscales y finalmente con la imposición del control de capitales se van a otro sitio».

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