¿Cómo superar los duelos de la adopción o la acogida?

Sólo las parejas que han resuelto satisfactoriamente el duelo por la infertilidad y si la hubiera, cuentan con la posibilidad de la adopción como un camino viable

MADRID Actualizado: Guardar
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La adopción es siempre un tema interesante de análisis, pero, tras las últimas noticias acaecidas en España, con motivo de la entrega de un menor acogido a su madre biológica en Valencia, separándolo de sus padres de acogida, es momento para centrar los puntos psicológicos claves que viven los actores implicados en la adopción o la acogida: lo que supone y los duelos que todos ellos pueden experimentar.

Según el psicólogo Jorge López Pérez Vallejo, «los padres adoptivos generalmente han pasado por un proceso desgastante y difícil, teniendo que aceptar su infertilidad. Pueden pasar periodos de auto reproche, enfado y rechazo a uno mismo, cuestionándose incluso su feminidad (en el caso de la mujer) y su virilidad (en el caso del hombre).

En muchos momentos, se convierte en obsesión, alimentando el problema y llegando incluso a convertirse la causa de esta, en aquellos casos en los que la infertilidad no es la causa, el proceso es diferente».

En todos los casos los padres y madres deben ser conscientes del proceso legal ante el que se encuentran, diferenciando con claridad la adopción o la acogida temporal. En ambos casos es base del éxito del proceso que todas las partes sean conocedores de la situación de adopción o acogida. En la adopción, el fin último es crear una familia, en la acogida es ayudar a un niño o niña temporalmente y hasta que su familia biológica pueda recuperar la capacidad para hacerse cargo de él o ella.

El duelo por la infertilidad

El duelo por la infertilidad no sólo implica reconocer racionalmente la imposibilidad de tener hijos biológicos, sino que también implica internarse en un proceso emocional de despedida del hijo biológico y así poder cicatrizar la herida. Esto se enmarca técnicamente y desde la psicología, dentro de un “duelo existencial” que es una situación difícil de procesar por ser tan difusa.

La pareja debe enfrentarse y cada uno debe analizar y sopesar el valor asignado a la relación de pareja y la necesidad de ser padre o madre. La superación del duelo es clave, tanto para parejas infértiles por parte de la mujer y del hombre o donde sólo uno es el infértil.

La importancia de trabajar el duelo en terapia radica en que un duelo por infertilidad no elaborado atenta contra el éxito de la paternidad adoptiva, afectando el desarrollo psicológico y emocional del niño o niña. Por lo tanto sólo las parejas que han resuelto satisfactoriamente el duelo por la infertilidad cuentan con la posibilidad de la adopción como un camino viable.

También y en todos los casos, el niño/a que es adoptado/a tiene una historia pasada, aunque haya sido corta, pero que le ha afectado a su desarrollo y crecimiento, historias que por lo general están ligadas a un marco de dolor necesario y debe tenerse en cuenta que existen con mayor o menor impacto sobre el hijo/a y que deben ser medidos y analizados por padres y madres o por estos más la ayuda de un profesional solos no son capaces.

Pero no solo las parejas infértiles deciden adoptar o acoger temporalmente, en los casos en los que las parejas sin ser infértiles deciden adoptar, el duelo por la infertilidad no existe y es más fácil, para el éxito del proceso se necesita trabajar la parte del acuerdo mutuo por ambos miembros de la pareja y una vez adoptado abordar con decisión, y si es necesario con la ayuda de un profesional, la parte de la historia del hijo/a adoptado o en acogida. El trabajo con el psicoterapeuta dependerá de muchas variables a estudiar y que pueden ser comunes, tanto para los casos de adopción como para los casos de acogida. Entre ellas, y como más importantes, la edad y la raza de los niños y niñas, nacionalidad de los padres biológicos o número de hermanos/as del hijo o del núcleo familiar final para adopción o acogida.

¿Cuáles son los grandes errores?

No todas las familias son realmente asesoradas para llevar a cabo un proceso psicológico de adopción o acogida, cometiendo dos grandes errores, en el caso de la adopción la sobreprotección y el secreto, en el caso de la acogida la sobreprotección y la falta de realidad en la temporalidad de este escenario, que siempre tiene implícita una fecha de inicio y fin.

En el caso de la revelación del secreto, es importante hacerlo lo antes posible. “A un niño se le van creando mapas de realidad desde que comienza a aparecer el lenguaje, desde ese instante se le puede relatar de la manera más amorosa y real posible el cuento de su origen, en casos de niños de corta edad y aunque no hablen todavía y en los otros casos desde el mismo momento del inicio del proceso se debe hacer con la mayor naturalidad posible y compartiendo claramente y sin vueltas la situación de la adopción o la acogida. Mucha gente comete el gravísimo error de ocultar la verdad con un niño siendo más común en los casos de adopción ya que en los de acogida, se suele tener más claro, en estos casos y cuando esto no se tiene, es donde radica el problema. Esta ocultación en ningún caso debe hacerse ya que como en todo, se termina por saber la verdadera historia. Es aquí donde aparece el reproche, reclamo y en ocasiones desprecio del hijo adoptivo por esa ocultación. En los casos de acogida, el roll de padre y madre debe tener claro que tiene una fecha de inicio y fin tanto para el hijo de acogida como para el padre y la madre” Afirma López Pérez Vallejo

En el caso de la familia de acogida, en el momento que termina ésta y empieza la separación y la vuelta del niño/a a la familia biológica o de adopción, es donde el profesional debe trabajar. El psicólogo debe analizar con mucha cautela el tratamiento que debe aplicar y estudiar si debe abordarse como un duelo mutuo entre padre-madre-hijos, como un apego creado durante el periodo de acogida, como una ansiedad por separación o como una falta de percepción de la realidad del final del proceso por cualquieras de las partes implicadas.

SOLUCIÓN: EL TRABAJO DEL PSICOTERAPEUTA

¿Cómo la Terapia Breve Estratégica puede mejorar el problema?.

Hay muchos casos en los que es necesario la ayuda psicólogica de un profesional. Según Jorge López Pérez Vallejo, psicólogo experto en Terapia Breve Estratégia, trabajan con diversos modelos de familia y en los casos de adopción o acogida estan muy identificados. Aunque trabajan sobre todos los modelos, tienen que decir que el tipo de familia más común en estos casos es la familia hiperprotectora.

“En estas familias se abordan los tratamientos a través de dos vías: una primera que analiza la atención del padre o madre sobre una tarea que frena y contiene sus usuales y adquiridas reacciones de ayuda hacia el hijo/a, y una segunda vía donde se interviene sobre los resultados catastróficos de las dificultades del hijo, que permite redimensionar la ansiedad de los padres. La mejoría es notable, pero sólo cuando se consigue modificar o suavizar el comportamiento de un modelo familiar disfuncional adoptado con constancia y durante tiempo en la relación con el niño o niña y su padre y madre”.

La idea base del tratamiento en la Terapia Breve Estratégica es introducir principios complementarios respecto al modelo dominante y que previo estudio del psicólogo se ha identificado. ¿Cómo se realiza?

•En un sistema identificado como familiar hiperprotector el objetivo será desarrollar la confianza de los padres en su hijos (por ejemplo, fiarse de su innata capacidad de aprendizaje).

•En un sistema familiar excesivamente democrático-permisivo, se desarrollará la jerarquía (por ejemplo, establecer reglas concretas sobre los horarios dedicados a las tareas).

•En un sistema autoritario, importado del sentido del deber, será fundamental introducir márgenes y grados de libertad en los hijos (por ejemplo, permitir pausas o momentos de distracción).

•Un sistema delegante requerirá que alguno de los padres asuman directamente la responsabilidad de ocuparse de los niños (por ejemplo, informándose de las tareas puestas por sus profesores).

•En un sistema intermitente, será deseable que los padres se pongan de acuerdo entre ellos (o con sigo mismos) sobre el modelo educativo más útil para el aprendizaje (por ejemplo, si permitir al niño empezar a estudiar a su capricho o a horas fijas).

•En un modelo sacrificante será necesario introducir un poco de placer junto al esfuerzo, a las culpas y a los dolores del estudio (por ejemplo, sonreír a los hijos).

“Es muy importante, en todos los casos y para eliminar el bloqueo que ejerce le padre o madre sobre el hijo o hija, exponer una indicación terapéutica adoptada transversalmente (prescindiendo del modelo de familia y de la tipología de ayuda paternal) que limita e interrumpe el intervencionismo de los padres y que es parte del problema, con la prescripción de observar sin intervenir, desde momento el padre se convierte en el cooterapetua. En resumen, una ayuda modesta es preferible a una ayuda molesta, los padres y madres con las mejores de las intenciones obtienen muchas veces, los perores de los resultados” Concluye López Pérez Vallejo.

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