Pilar Duquesa De Fernandina González De Gregorio
Pilar Duquesa De Fernandina González De Gregorio -  Belén Díaz Alonso

Pilar Medina Sidonia: «Jamás pactaré con la mujer que ha desenterrado a mi padre»

El ADN de su padre coincide con el de Rosario Bermudo en un 99,99 por ciento

Madrid Actualizado: Guardar
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Pilar González de Gregorio se enteró ayer por la mañana que el resultado de la prueba de ADN de los restos mortales de su padre Leoncio González de Gregorio y Martí y su presunta hija Rosario Bermudo (66 años) tienen un 99,99 de fiabilidad a la hora de demostrar ante un juez que son padre e hija. Este resultado se presentará en el juicio previsto para el próximo 20 de septiembre por la demanda de paternidad que presentó Bermudo, que ha contado con los servicios del abogado Fernando Osuna, el mismo que llevó la demanda de paternidad de Manuel Díaz «El Cordobés». Después de que ABC diera la noticia en exclusiva en su edición digital, el propio bufete Osuna envió un comunicado confirmando el resultado, que será fundamental para determinar la filiación de su clienta con el jinete que fuera marido de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la duquesa Roja, padre de sus tres hijos (Leoncio Alonso, Gabriel y Pilar) y un cuarto (Javier), fruto de una relación fuera de su matrimonio y al que reconoció legalmente en vida.

Medio millón de euros

«La exhumación se podría haber evitado si todos los presuntos hermanos hubieran ido a la prueba de ADN. Como no han querido, les ha llevado a ese acto de desenterrar a su padre», decía Osuna en el comunicado. Palabras que no bastan para Pilar Medina Sidonia, quien asegura que nunca le perdonará a Bermudo la forma que ha tenido de hacer las cosas: «Nos ha creado un problema a los hijos de algo que no somos responsables. Su manera no ha sido correcta y ya sé que lo siguiente será reclamar la herencia de mi padre».

Pilar no pone una cifra a la cantidad que podrá reclamar Bermudo, pero se calcula que la cuantía aproximada de su parte de la legítima sería algo más de medio millón de euros. «Las valoraciones que se hicieron tras la muerte de mi padre no tienen nada que ver con los valores actuales», adelanta. Y, para que no queden dudas, anuncia: «Me defenderé en los tribunales hasta donde la Justicia me permita. Cuando mi hermano Javier presentó su demanda de paternidad le apoyé y defendí, incluso a sabiendas que mi padre se podía enfadar, porque me parecía que era mi obligación».

Nunca olvidará el doloroso día de la exhumación: «A esta mujer no le permito lo que ha hecho con los restos mortales de mi padre. Sigo sin entender por qué no presentó la demanda de parternidad antes, cuando él todavía vivía, no seis años después de su muerte. Me da que pensar. Menos mal que mis padres se casaron en regimen de separación de bienes, porque también quería reclamar la herencia de mi madre. Sólo por intentarlo ya te define cómo es esa persona», añade.

Una «cuestión de dignidad»

La única hija de la desaparecida duquesa de Medina Sidonia no puede ocultar su dolor. «Salvo que mis abogados me digan lo contrario, jamás pactaré con una mujer que me ha hecho desenterrar a mi padre, prefiero pleitear hasta el final», cuenta ante la posibilidad de que los abogados quieran llegar a un acuerdo. «Su hermano me llamó en su día para decirme que o les recibía o llamaba a la prensa. Yo hay cosas por las que no paso. Es una cuestión de dignidad. Lo que ella ha sufrido no es responsabilidad mía, como tampoco pienso que lo sea de mi padre, que cuando se supone que conoció a su madre él era menor de edad y ella le llevaba muchísimos años de diferencia», contesta.

Rosario Muñoz, la madre de Bermudo, conoció a Leoncio cuando trabajó como asistenta en la casa de los González de Gregorio. Al quedarse embarazada, la despidieron. Siempre contó a su hija que, cuando Leoncio ya se había casado, la llevó a la casa donde había trabajado para que la conocieran sus abuelos y la madre de él les cerró la puerta. «Me da igual su origen social, para mí eso no es importante. ¿Y todos estos años callada? ¿Alguien lo entiende? ¿Podría ser que mi padre le diera dinero bajo cuerda? ¿Y esa historia que cuenta de mi abuela, que sé perfectamente que no es verdad? Todo lo que ha hecho es lamentable y voy a defenderme con todo lo que pueda. ¿No hay plazos para estos asuntos? Desde el año 1982 podía haber reclamado sus derechos y mi padre falleció en 2008. Ha tenido tiempo para hacer las cosas bien. Todo es muy raro», sentencia.

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