EN SU PUNTO

Ana Obregón: «Cuando veo a mis padres sé que el amor existe»

La actriz sigue con la gira de «Sofocos +» y habla sobre la salud de su madre

Madrid Actualizado: Guardar
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Fiesta por todo lo alto para inaugurar la nueva tienda que Teria Yabar ha abierto en pleno barrio de Salamanca. Su estilo «lady» y sus increíbles complementos se han convertido en objeto de deseo de muchas famosas que recurren a sus diseños para renovar armarios. Desde Pastora Vega a Carmen Posadas y Marta Robles (la víspera presentaron el libro que han escrito juntas, «Usted primero», donde recopilan las reglas no escritas para una mejor convivencia), pasando por Irene Villa, fiel a Teria, y más después de que pudiera cumplir el sueño de su infancia de trabajar como modelo. «Cuando me ofreció posar con sus vestidos para su campaña me volví loca de ilusión. Antes del atentado soñaba de niña con ser modelo y lógicamente tras lo que me pasó nadie iba a contratarme sin una pierna y con tantas cicatrices. Por eso recuerdo esa colaboración con muchísima alegría e ilusión», explica Irene.

Como siempre, la llegada de Ana Obregón a la fiesta fue como un torbellino. La energía que desprende es contagiosa y todos quierenn saber de su vida. Volcada en su trabajo con la obra «Sofocos», que sigue de gira por España, reconoció que desde que su madre sufrió un derrame cerebral el pasado septiembre no había acudido a ningún acto social salvo esta fiesta. «Voy como una máquina. Mi vida es trabajar y estar con mi madre. Hago reír al público y sólo me permito la licencia de llorar un poco durante los aplausos o cuando acaba la obra en la soledad de mi camerino. La vida te enseña a ser fuerte y por eso me estoy haciendo cada día más dura porque sólo quiero ver a mi madre bien. Por desgracia sabemos muy poco del cerebro y de ahí que se me planteen tantas dudas sobre lo que esté sintiendo. Ya está en casa con su rehabilitación y parece que va avanzando aunque muy lentamente. Mi padre está a su lado. Lo que me admira es verles de la mano mientras ven la tele. Llevan sesenta años así y por eso sé que el amor existe aunque a mí no me haya tocado», comenta emocionada. «Sueño con ver a mi madre recuperada. Es una mujer maravillosa en todos los sentidos y me da mucha rabia que en este momento de su vida no pueda disfrutar de los suyos. Cuando estoy a su lado estoy feliz. Canto, bailo, me río… sé que le gusta. Han pasado sólo dos meses desde el derrame y nos dicen que seguramente dentro de seis meses estará mejor», explica.

Volcada en su trabajo, reconoce que «está siendo mi mejor experiencia como actriz, y creo que es porque cada función se la dedico a mi madre y me da una fuerza increíble. Me hace mucha ilusión saber que en enero venimos al teatro de La Latina, de mi añorada Lina Morgan, y pienso que es una forma perfecta de cerrar este ciclo. Eso sí, en marzo iré a Estados Unidos para estar en el estreno de la película “Santiago, el apóstol”, que rodé hace unos meses». Lo dicho, puro torbellino.

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