Carlos Falcó presentará a su hija pequeña en el baile de debutantes de París

Un nuevo personaje llega a «Falcó Crest», la versión vernácula –y «bon ton»– de aquella saga de viticultores que hizo suspirar a las amas de casa «ochenteras». El próximo 28 de noviembre, el marqués de Griñón (77 años) presentará en sociedad a la benjamina de la familia, Aldara Falcó y de la Cierva (17), y lo hará como si se tratara del estreno de una superproducción hollywoodense. La hija menor del bodeguero y de Fátima de la Cierva se encuentra entre las veinticinco jóvenes elegidas para participar en la próxima edición del parisino Le Bal des Débutantes que, en palabras de «Forbes», es «la puesta de largo más exclusiva del mundo».

Aldara es la gran desconocida de la dinastía Falcó y su lanzamiento al firmamento del papel cuché promete hacer las delicias de los paladares más exigentes de la revista «¡Hola!».

La joven, que vive entre Madrid y «El Rincón», la finca de su padre en Aldea del Fresno, viajará en los próximos meses a París para elegir el vestido de alta costura con el que se iniciará en el arte de socializar. También tendrá que encontrar a un novato y apuesto aristócrata europeo que haga las veces de cavalier en su camino a la fama.

La hija de Griñón, que aún está en segundo de bachillerato, ha sido elegida por la mismísima Ophélie Renouard, la poderosa relaciones públicas que dirige Le Bal des Débutantes desde 1992. Madame Renouard, vieja conocida de Carlos Falcó desde sus años de matrimonio con Jeannine Girod, es la mujer detrás de la cita más importante de la temporada parisina y la descubridora de beauties españolas como Sol Bohórquez y Domecq, Belén Domecq Zurita y López de Solé, Casilda Fabry de Saavedra, Julia Puig, María Juncadella-Hohenlohe, Tatiana Shin-Botín y Guiomar Pérez de Guzmán y de León.

Se busca española

«Aldara es una joven muy guapa y estoy buscando a otra española para cerrar la lista del baile de este año», adelanta Renouard a ABC. En las quinielas figuran Mencía Fitz-James Stuart, hija de Javier Fitz-James e Isabel Sartorius; y Victoria de Hohenlohe-Langenburg y Schmidt-Polex, hija de Marco de Hohenlohe, flamante XIX duque de Medinaceli. «De ahora en adelante quiero debutantes españolas en todas las ediciones del baile. Siempre estoy buscando señoritas de vuestro país pero es un trabajo que lleva tiempo», añade la anfitriona de esta velada, en el que también han debutado Delphine Arnault, hija del hombre más rico de Francia; la princesa Fabrizia Ruffo di Calabria, sobrina de la Reina Paola de los Belgas; o Lauren Bush, sobrina del expresidente estadounidense; además de varias casaderas Hearst, Hemingway, Gorbachov, Windsor y Mountbatten.

Pese a que la leyenda asegura que los patriarcas de estas dinastías deben desembolsar hasta 100.000 euros para que las niñas de sus ojos puedan participar de esta «soirée dansante» inspirada en los bailes que organizaba la casa de alta costura de Jean Patou a mediados del siglo XX (y que terminaron abruptamente con las protestas de Mayo del 68), no es así. «¡En absoluto! Para participar en Le Bal tienes que estar invitado: no hay un tarifa y nadie paga. Pero es una noche benéfica donde sí se recauda dinero para dos organizaciones: Enfants d’Asie, que promueve la educación de las niñas en el sudeste asiático; y Seleni Institute, una ONG que brinda apoyo a madres adolescentes», aclara Renouard al otro lado del teléfono.

No hay año en el que la presidenta del baile no reciba una oferta monetaria o soborno de parte de alguna madre desesperada dispuesta a «colocar» a su hija en la lista de las veinticinco afortunadas. «Me han ofrecido dinero más de una vez, aunque cada vez menos. Ahora la gente intenta influir en mi de muchas otras maneras», reconoce las relaciones públicas.

¿Qué tiene Aldara Falcó para ser una debutante de liga internacional? «Buscamos jovencitas que tengan una historia que contar. Esa historia puede versar sobre el pasado de sus familias o sobre sus propios logros», responde la chairman. La británica Lauren Marbe, por ejemplo, fue invitada en 2013 porque su cociente intelectual es más alto que el de Albert Einstein. Aunque un cuerpo atlético también ayuda a recibir el codiciado «golden ticket». «Las debutantes necesitan entrar en un vestido de alta costura. Y tener una buena personalidad también cuenta». Pedigrí, belleza y carácter es todo lo que se necesita para debutar como Dios –y madame Renouard– mandan.