La Princesa, una niña normal cuyo destino está trazado desde antes de su nacimiento

Nacimiento de la heredera

Como una niña más, sin tratamientos protocolarios ni distinciones, a la que todos llaman Leonor a secas. Su día a día es similar al de sus compañeros de colegio –clases, recreo, deberes, deportes, juegos...–, y sus fines de semana, a los de cualquier hija de un matrimonio de profesionales –salidas en familia, al cine, a pasear por el campo o a jugar con amigos de su edad–. Así es la vida habitual de la Princesa de Asturias, que sólo interrumpe esa normalidad unas pocas ocasiones al año en las que aparece en público para compartir con la sociedad los momentos más importantes de su vida.

Su nacimiento, avanzada la madrugada del 31 de octubre de 2005, supuso toda una sorpresa, ya que se había extendido la creencia de que sería un varón: «Esto es lo más bonito que le puede ocurrir a alguien en la vida», afirmó entonces su emocionado padre, Don Felipe .

El bautizo de Leonor

Tres meses después, el 14 de enero de 2006, la nacida Infanta fue bautizada en el Palacio de la Zarzuela y sus padrinos fueron los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. De acuerdo con una antigua tradición de la Familia Real, sus padres, los entonces Príncipes de Asturias, la presentaron a la Virgen de Atocha el 7 de junio de 2005.

La infanta Sofía, su compañera más leal

Apenas tenía año y medio cuando el 29 de abril de 2007 nació su hermana Sofía, una niña traviesa, ocurrente y alegre, con la que juega, discute y se divierte. Desde entonces, son dos hermanas inseparables que se complementan la una a la otra.

Primer día de colegio

Cuando aún no había cumplido los 2 años, sus padres decidieron llevarla a la guardería de la Guardia Real, situada en El Pardo. «Vamos al cole», decía Leonor a sus padres a la entrada de la escuela infantil, donde compareció con su primer uniforme, azul celeste y blanco, y tirando de una mochila, ante numerosos medios de comunicación.

Primer acto institucional, con los campeones del mundo

Con 6 años, Leonor acompañó por primera vez a sus padres y a sus abuelos, los Reyes, a un acto institucional, al que también se sumó la Infanta Sofía. Fue la recepción que la Familia Real ofreció el 12 de julio de 2010 en el Palacio Reala la selección española de fútbol, que acababa de regresar de Sudáfrica, donde se proclamó campeona del mundo. Leonor y su hermana acudieron a la cita vestidas con las camisetas rojas de la selección.

Leonor ha salido a su padre y, a medida que va creciendo, cada vez es mayor ese parecido: «Los dos son serenos, conciliadores, observadores, sensatos y buenos», según las personas que mejor los conocen. Don Felipe quiere que su hija la acompañe en los momentos más importantes, como hacía él de niño con Don Juan Carlos.

Tres generaciones de Borbones

Con el paso del tiempo se han ido diluyendo las probabilidades de que Don Felipe y Doña Letizia tuvieran más hijos. De esta forma, se descartó que naciera un varón y relegara a Leonor al segundo puesto en la línea de Sucesión a la Corona. En la fotografía que fue distribuida por La Zarzuela el 10 de setiembre de 2012, están los tres eslabones de la Dinastía: Don Juan Carlos, Don Felipe y Leonor.

Proclamación de Felipe VI

Cuando Don Felipe y Doña Letizia explicaron a sus hijas que se iba a producir el relevo en la Corona, las dos estaban deseando ir a la ceremonia de la proclamación de su padre. Leonor sabe, a su manera, lo que eso significa. Poco a poco se le ha ido explicando que, aunque es una niña normal, a diferencia de las demás, su destino está trazado desde antes, incluso, de que viniera al mundo.