Paola Dominguín: «Las buenas personas tienen mejor piel que las que tienen mala leche»

La ex modelo nos cuenta sus secretos de belleza y su última aventura: crear una línea de cosmética

MADRID Actualizado: Guardar
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Paola Dominguín es el último nombre en sumarse a la lista de famosas nacionales -Isabel Preysler, Carmen Lomana, Mila Ximenez- que lanzan una línea de cosmética con su nombre. Con una salvedad: reconoce que su nivel de implicación no va más allá del propio nombre, el logo y el concepto de «terapia urbana»; esto es, un conglomerado de valores como «cuidado», «cura» o «regeneración», ligados a la vida de la mujer en la ciudad, aunque en un entorno ecológico.

«Hacía tiempo que perseguía este sueño -nos explica Paola-, aunque era un mundo que desconocía. Así que recurrí, y casi acosé hasta obtener el sí, a los mejores profesionales españoles». Y dio la casualidad de que se encontraban en Valencia, la localidad donde la diseñadora y exmodelo tiene fijada su residencia desde hace cinco años. «Tras mi divorcio (estuvo casada con Manuel Villalta, entre 1995 y 2009), Madrid me resultaba un lugar muy opresivo, y me vine aquí.

Necesitaba vivir lejos». Ha sido en la capital del Turia donde ha encontrado la inspiración, la fuerza y las facilidades para sumergirse en esta aventura. «Es maravilloso vivir cerca del mar, con todas las ventajas de una gran urbe y con todo cerca, todo a mano. En este lugar estoy cumpliendo todos mis deseos».

Esta exmodelo, que en su juventud se vio envuelta en la espiral de las pasarelas -desfiló para Valentino, Armani, Ferré, YSL, Calvin Klein, Paco Rabanne, Carolina Herrera, Oscar de la Renta y Francis Montesinos, entre otros- dio un giro a su vida hace 15 años, y se volcó en el mundo del diseño. La primera colección de joyas de plata con su nombre la encumbró como diseñadora. Llegaron después las líneas de viaje, material escolar, ropa de casa, vajillas, prendas para bebé, bolsos de piel de Ubrique y trajes de Primera Comunión. «Con los bolsos y vestidos de celebración sigo trabajando, pero ahora es la cosmética la que ocupa la mayor parte de mi tiempo y energía».

«Flor Roca» -así se llama la línea- es un homenaje a las mujeres, «porque somos bellas y fuertes, y nos adaptamos a cualquier cambio. Como decía Balzac, la belleza es un estado de ánimo. ¿O no os es cierto que una buena persona tiene mucho mejor la piel que una con mala leche?».

La hermana de Miguel Bosé, que cumplió 55 años el pasado 5 de noviembre, se ve bien en su cuerpo. «Se lo debo a una dieta sana, pero eso no significa que no disfrute con un buen chorizo, aunque no forme parte de mi alimentación diaria. También es que tengo buenos genes», asegura. Nada que sorprenda, corriendo por sus venas la sangre de Luis Miguel Dominguín y de Lucía Bosé, sus padres. Su gran pasión ha sido el baile -«quise ser una bailarina como Carla Fracci»-, pero hoy se mantiene en forma con yoga. No es partidaria del botox, «porque es contaminante, lleva algo tóxico que no me gusta». Y mantiene a raya el paso del tiempo con buenas cremas. «Con los años he aprendido a valorar y escuchar mi cuerpo, pero también mi cara, que es el espejo de mi vida interior. La cosmética es nuestra “varita mágica” para recuperarnos de las adversidades externas. El pan nuestro de cada día».

Confiesa que en verano ha utilizado las cremas Sensitive «porque son amorosas, nada grasas», aunque su piel le pide la gama «Madura»: « No he tenido más remedio que rendirme a la evidencia», cuenta. Incluye activos anti edad tan potentes como el polvo de perla y la seda primavera («la primera que sueltan los gusanos, y por tanto la de mejor calidad»).

A raíz de esta incursión en el mundo de la belleza, ha descubierto lo que su contorno de ojos puede hacer por su mirada («tiene veneno de serpiente al 4%, mucho más que ningún otro, y consigue acabar con los signos de cansancio»); y que, sin aplicarse previamente su scrub (exfoliante), las cremas no funcionan al 100% de su potencial. «También he aprendido lo importante que es alargar los cuidados del rostro, al cuello y escote». Sus productos se los ha regalado a toda su familia: a su madre, a Miguel, a su hermana Lucía, a Bimba y, por supuesto, a sus hijos. «Como son unisex y tengo una gama de pieles jóvenes, tanto Nicolás como Alma están encantados con ellos». Su actual pareja, que define como «el motor de mi vida y de todo este proyecto», le «roba» el contorno de ojos de la línea joven, «no tanto porque es más joven que yo, sino porque es la ideal para iniciarse en los cuidados», aclara. ¿Después de las cremas vendrá el perfume? «Ese será mi siguiente proyecto. Y crear una colección de labiales», reconoce.

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