Colas, ayer, en la inauguración de Five Guys en la Gran Vía
Colas, ayer, en la inauguración de Five Guys en la Gran Vía - ISABEL PERMUY

El secreto de la hamburguesa de Five Guys que conquistó a Obama

La cadena propiedad de la familia Murrel abrió ayer en la Gran Vía de Madrid su primer local en España con una gran expectación

MADRID Actualizado: Guardar
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«Si el primer día entran solo tres personas a comerse una hamburguesa, no os preocupéis. Así empecé yo en Arlington (Virginia, EE. UU.)». Jerry Murrell, fundador junto a sus hijos en 1986 de una de las mayores cadenas de hamburgueserías –1.500 repartidas por todo el mundo–, no esperaba el éxito de la inauguración de su primer local en España. Las colas para entrar en el número 44 de la Gran Vía se sucedieron ayer hasta la madrugada. Todo con el objetivo de probar el sabor de las hamburguesas que han seducido a personalidades tan influyentes como el presidente Barack Obama.

El local madrileño –unos 800 metros cuadrados en tres plantas– ha importado su exitosa fórmula: «Aquí no hay congeladores ni abrelatas.

Nada de microondas», presume ante ABC Daniel Agromayor, responsable de Five Guys en España. «Hacemos las hamburguesas como tú la cocinarías para tu madre. Cogemos la carne, hacemos la bola con las manos, la aplastamos, la hacemos en la plancha, la colocamos en el pan y le ponemos los ingredientes que quieres –15 diferentes y gratis–», dice.

Sus trabajadores, más de 100 para este esquinazo en plena Gran Vía, saben que no es la más bonita del mundo. No les preocupa el aspecto pero sí que sea «auténtica». Sus precios van de los 5,75 a los 9,75 euros. «Me gusta que esté envuelta en papel de aluminio. Mantiene el calor y es más fácil de comer», cuenta Emilio, «fan» de esta casa tras haber estudiado en EE.UU.

«No hemos empleado ni un dólar en marketing. Ese dinero lo gastamos en una mejor materia prima y en pagar a los empleados. La gente nos conoce y repite. Esa es la mejor publicidad», comenta Agromayor. El producto fresco, diario y procesado de la forma más tradicional posible es una «obsesión» para los Murrell. «Si estuvieran aquí, estarían detrás del mostrador. Pese a su éxito no han dejado de trabajar nunca para su negocio», explica.

Carta de Five Guys en Gran Vía
Carta de Five Guys en Gran Vía

Entre esos altos requisitos que impone la familia fundadora está que la carne, 100% de vacuno, tiene que cumplir unos criterios muy exigentes: deben proceder de ganado alimentado al aire libre, sin hormonar y con niveles bajos de antibióticos. Su alimentación los últimos cuatro meses antes de su sacrificio debe ser con cereales.

Con las patatas, todo un emblema para la cadena, son aún más restrictivos: deben proceder de cultivos por encima del paralelo 42 norte. Según los Murrell su «textura» es completamente distinta a los tubérculos que crecen en latitudes del sur. La decoración de la tienda recuerda en carteles que estas se lavan y cortan cada mañana. Otro de sus puntos distintivos es su triple fritura en aceite de cacahuete. Se sirven en dos modalidades: clásicas o cajún. Los bollos de pan, con «receta secreta» y sus batidos –con beicon crujiente– son otras de sus señas de identidad.

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