El Cristo de Los Gitanos, ayer, en Madrid
El Cristo de Los Gitanos, ayer, en Madrid - INMA FLORES

La sangre sevillana de Los Gitanos corona el Miércoles Santo de Madrid

El Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias recibieron el cariño de miles de madrileños y turistas que vieron su procesión por el centro de la capital

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Como en Sevilla, pero en Madrid. El Miércoles Santo en la capital es sinónimo de la procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, conocida popularmente como Los Gitanos. Comenzó a salir a las calles de Madrid en el año 2000, a imagen y semejanza de la Hermandad homónima de la capital hispalense, y ayer, 17 años después, las puertas de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis se volvieron a abrir a las 20.15 horas para dar comienzo al grueso de la Semana Santa madrileña.

Aclamados por numerosísimos asistentes, como ya ocurriera el domingo con la procesión de Los Estudiantes, los pasos del Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias -ambos, obras del imaginero sevillano Ángel Rengel en 1998- atravesaron el umbral del templo entre aplausos.

Eso sí, el primero en salir de la parroquia fue un nazareno que, «siempre con sangre en las manos», llamó a la puerta de la iglesia para inaugurar la estación de penitencia.

Muy puntual, el Cristo de Los Gitanos asomó desde el interior de la parroquia para delirio de los presentes, algunos de ellos, como Juan y Dolores, llevaban frente al templo más de tres horas. «Lo más emocionante es la salida», vaticinó Juan. Y así fue porque, con la irrupción del Señor en la calle de la Salud, sus ojos se humedecieron para después, con los costaleros afanados en la «revirá» del Cristo y con «La Saeta» -a cargo de la Agrupación Musical Santa Marta y Sagrada Cena de León- coloreando el ambiente, rompió a llorar. «Soy muy devoto», reconoció el hombre.

Con el Cristo de la Salud enfilando la Puerta del Sol desde del Carmen, llegó el turno de la Virgen de las Angustias, con manto azul, multitud de velas bajo el palio y en el primero por la derecha de sus doce varales, un crespón negro en sentido homenaje a los cristianos coptos asesinados en Egipto el Domingo de Ramos y también a los hermanos fallecidos a lo largo del año. El acompañamiento musical, en este caso, corrió a cargo de la banda sinfónica Lira de Pozuelo.

Los «pies» de la Virgen

Nadie les vio, pero sin ellos hubiera sido posible la procesión. Fueron los que más sufrieron, pero también los que llevaron el honor más grande -literalmente- sobre sus espaldas. Todo el mundo les conoce como «costaleros», aunque ellos, sin embargo, prefieren ser «los pies de la Virgen».

Los costaleros de la Virgen, ayer, en Madrid
Los costaleros de la Virgen, ayer, en Madrid - INMA FLORES

«El sentimiento de un costalero no se puede describir con palabras», reconoció Miguel Ángel Hernández, miembro Junta de Gobierno de Los Gitanos y costalero del paso de palio de la Virgen. «También he llevado el Cristo», insistió un hombre que ayer volvió a cumplir su cometido y, como él, otros 35 costaleros, que fueron los «pies de la Virgen» entre «chicotás». Además, a tenor de los ánimos de los asistentes -en parte fieles y en parte turistas- y los piropos recibidos, no lo debieron de hacer nada mal: «Nos gusta decir que nosotros rezamos con los pies -limpios de pecado-», que en días como el de ayer no entienden de clases sociales. «Aquí dentro [entre las trabajaderas], hay gente de todo tipo: abogados, jueces, periodistas, gente famosa, y todos con un mismo fin: llevar a la Virgen por las calles», confesó el costalero, quien también explicó a ABC, como buen conocedor de la hermandad, sus orígenes y la relación que guarda con la de Sevilla.

Esencia calé

Hay quien no lo sabe, pero Los Gitanos de Madrid proviene de una de las hermandades más reconocidas en la famosa «Madrugá» sevillana. «Empezamos siendo una filial de aquella hermandad», rememoró el costalero que, ayer, cuando sacó a la Virgen de la parroquia no vio, aunque seguro que sintió, la emoción de aquellos que, como Juan, no pudieron aguantar el llanto.

Los costaleros de Los Gitanos descansarán hoy, pero la Pasión de Cristo en Madrid continúa. «Mañana no me pierdo La Macarena», confirmó Dolores, quien no puede fallarle en una fecha tan señalada a la Esperanza.

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