Iglesias de Madrid

San Timoteo y Nuestra Señora del Puig: lo que esconde una parroquia

Sin obras de arte, está construida sobre las piedras que son los sueños y la esperanza

Interior de la parroquia de San Timoteo BELÉN DÍAZ
José Francisco Serrano Oceja

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La clave de esta parroquia no es lo que enseña, es lo que oculta. Vallecana calle Sierra de Gredos, 26, un local más en una vía del casco histórico a la sombra de san Pedro Ad Víncula. En el entorno hay siete centros de culto evangélicos –iglesias– y un lugar de reunión de los testigos de Jehová. Frío de esperanza, el límite de Vallecas pueblo con un polígono que se ensancha, que empuja a un Madrid de periferias a la línea del horizonte. Un parroquia en un bajo, sin arquitectura exenta, sin obras de arte, construida sobre las piedras vivas que son los sueños y las esperanzas. Una parroquia con vocación de templo pero que no encuentra un simple terreno donde reposar la cabeza. La parroquia pasa inadvertida, demasiado inadvertida, así, en el silencio de la calle, solo roto por los gritos de una madre ante la desobediencia de su hija. Una hoja de papel en el dintel y una cruz pintada en la metálica puerta, únicos símbolos.

Lo que de verdad esconde esta parroquia de San Timoteo y Nuestra Señora del Puig es la historia de la villa de Vallecas. Desgajada de San Pedro Ad Víncula, la parroquia de San Timoteo fue erigida hace unos 50 años por el entonces arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo en pasión de cercanía a los fieles y a sus necesidades. Es la historia de un movimiento que ahora se ha convertido en unidad pastoral desde que se uniera con la de Nuestra Señora del Puig, que tenía como templo la capilla del centro de atención de menores de la Comunidad, Isabel de Castilla.

Puerta principal de la parroquia BELÉN DÍAZ

Quince mil fieles de San Timoteo y cinco mil de la del Puig suman muchos fieles. Lo que esconde esta parroquia es una generación de sacerdotes de Madrid que da gusto, cercanos, amables, serviciales, atentos a las necesidades de los fieles, que saben del equilibrio entre el pan de cada día y el pan eterno. Lo que esconde esta parroquia es un sacerdote, el párroco, Pedro Pablo Cano Santacruz , bálsamo de bondad, y que está acompañado por Antonio María García Hernanz , de las últimas promociones. Sacerdotes que atienden también el Colegio del Sagrado Corazón, de la Fundación del P. Pulgar, la cercana residencia de Alzheimer, de la Fundación Reina Sofía, y los colegios Torrevilano y Máter Amabilis. Lo que esconde esta parroquia, que a los ojos del viandante pasa inadvertida, es el ejemplo de una caridad que regenera la vida.

Cien familias en Cáritas , cada mes, con alimentos básicos procedentes del Banco de Alimentos, más las becas de inicio de curso de material escolar y uniformes, más las atenciones puntuales. En la parroquia saben de desahucios y de ocupaciones ilegales; saben de atención a jóvenes con problemas de adicción a la drogas; saben de una inmigración que llega y que se marcha; saben de la etnia gitana y saben de carencias afectivas y de la soledad, esa plaga de nuestro siglo que también pasa inadvertida. Lo que esconde esta parroquia es un «Aula de Cultura» de Cáritas con 18 talleres diferentes a los que se apuntan un elevado número de personas. Teatro, comunicación, pintura en tela, gimnasia, macramé y para qué seguir con un catálogo en el que la acción de la Iglesia es promoción personal y social.

Coro carismático

Lo que se esconde detrás de la puerta de este templo, que parece también almacén de gracias, es una vida catequética en la que el grupo de niños de comunión llega el medio centenar , al que se le une un grupo de jóvenes muy activos. Lo que esconde también esta parroquia es una novedad de última hora, un coro carismático que se ofrece para animar las celebraciones y que ha aterrizado en esta comunidad con éxito de crítica y público.

Procedente de la parroquia de la Encarnación del Señor, y dirigido por Katy y Margaret, está haciendo las delicias de los feligreses que asisten, cada vez más, a los actos litúrgicos en un templo que destaca por una imagen de la Virgen de la Almudena con una corona de cartulina hecha por los niños de la catequesis. Unos fieles que le tienen una particular devoción a la Virgen María Auxiliadora de los cristianos, que nunca abandona a sus hijos, desde que trabajaron en la zona las hermanas salesianas. Lo que esconde esta parroquia es mucho más, vida y servicio.

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