Murgui autoriza la percusión en El Retiro pese a las críticas ciudadanas

Ya hace años que el Ayuntamiento de Madrid prohibió el uso de la percusión en el Parque del Retiro. Por dos razones: porque se acumulaban las quejas de vecinos de la zona y de ciudadanos que acudían a pasar el día y porque las mafias que se dedican al trapicheo de drogas en el pulmón verde, que no son precisamente pocas, utilizaban estos instrumentos para comunicarse cuando advertían presencia policial.

Pues bien, el concejal presidente del distrito, Nacho Murgui (quien hasta hace un año era líder vecinal de la región), ha autorizado el uso de tambores, bongós y demás tipos de percusión durante los domingos, en principio hasta junio. Así, argumenta el Consistorio de Manuela Carmena, se da respuesta a una petición de las asociaciones de músicos.

La indignación policial es mayúscula. Los municipales se quejan de que costó mucho conseguir retirar el uso de los tambores. Y ahora tienen que montar incluso un dispositivo especial «para ver cómo tocan», se quejan los agentes consultados por ABC. El servicio, aseguran, es para controlar y no hacer nada. Algunas quejas vecinales recogen que aquello «se convierte en una fiesta de porros y cervezas».

Antes, se juntaban cientos de personas e incluso había que movilizar a las ahora extintas Unidades Centrales de Seguridad (UCS), lo que suponía que había «veinte policías retirando bombos» en torno al monumento de Alfonso XII. Ahora no hay agentes ni para patrullar el parque.

Desde la Asociación de Policía Municipal Unificada (APMU) consideran que «se va a destrozar todo el trabajo que se ha realizado» por parte del Cuerpo «para erradicar el problema y las quejas vecinales». «Creemos que disponer de efectivos policiales para vigilar una ilegalidad roza la prevaricación», sentencia su responsable, Carlos Bahón.

Como desveló ABC a finales de febrero, la seguridad en el Parque del Retiro está bajo mínimos. El Área de Seguridad ha ido mermando desde las elecciones generales del 20 de diciembre la presencia de agentes. La situación, que poco después tuvo que reconocer el propio director general del Cuerpo, Andrés Serrano, no permite más que un indicativo por horas los fines de semanas y festivos, con puesto fijo en la entrada que hay justo a la altura de la Puerta de Alcalá; además de un servicio que se monta dos veces al mes, en sábado o domingo, con la denominación de «alta visibilidad».

La principal problemática es el trapichero de drogas (marihuana, hachís y cocaína), pero también la venta de productos falsificados y los robos.