José Ignacio Echeverría, en su despacho, durante la etapa como Consejero de Transportes de la Comunidad
José Ignacio Echeverría, en su despacho, durante la etapa como Consejero de Transportes de la Comunidad - IGNACIO GIL

Ignacio Echeverría, el consejero de Transportes que negó la existencia del Metrobús

El expresidente de la Asamblea de Madrid deja su escaño tras dieciséis años en la Cámara regional por triplicar la tasa de alcoholemia

Madrid Actualizado: Guardar
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José Ignacio Echeverría deja su escaño en la Asamblea de Madrid tras dieciséis años en la Cámara, que presidió la pasada legislatura con mano dura –incluso expulsó a dos diputados del pleno– y en la que protagonizó su más sonado error, cuando siendo consejero de Transportes negó la existencia del Metrobús.

Nacido en Tánger (Marruecos) el 8 de febrero de 1946, Echeverría ha anunciado hoy que abandona su escaño después de que el pasado lunes tuviera un accidente de tráfico en la A-6 al colisionar con otro vehículo, y ayer se supiera que conducía sobrepasando la tasa permitida de alcohol en sangre (dio una tasa de 0,64 mililitros por litro de aire espirado, cuando lo permitido son 0,25).

Acaba así, a los pocos meses de empezar esta legislatura, una larga trayectoria como diputado en la Asamblea, donde llegó tras haber sido teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, además de concejal de Hacienda, de Urbanismo y de Policía Municipal y de Tráfico.

Licenciado en Derecho y Dirección de Empresas por ICADE, llegó en 1999 a la Asamblea, donde fue vicepresidente primero en dos legislaturas, y presidente en la pasada, desde 2011 a 2015; además, fue senador por designación autonómica entre 2005 y 2008.

Reconocido «aguirrista», llegó también al Gobierno regional, y lo hizo precisamente de la mano de Esperanza Aguirre -con la que había compartido «bancada» en el Ayuntamiento de Madrid desde 1983 hasta 1995-, ya que ésta le nombró consejero de Transportes e Infraestructuras en junio de 2008.

Fue en esos años cuando cometió el que él mismo consideró el mayor error de su carrera, al asegurar de forma categórica durante un pleno que el Metrobús no existía y burlarse de un diputado del PSOE por hablar de ese título de transportes. «Personalmente, fue un gran error que he lamentado y sigo lamentando cuando me acuerdo», llegó a decir meses después sobre un episodio que le llevó incluso a presentar su dimisión a Esperanza Aguirre, quien la rechazó.

El hasta hoy diputado popular ha sido conocido por su carácter serio y riguroso y por la firmeza con la que según sus colaboradores toma sus decisiones, para la oposición más bien despotismo, que demostró habitualmente durante su etapa como presidente de la Asamblea la pasada legislatura.

Porque si sonado fue su resbalón del Metrobús, también generaron polémica sus órdenes de expulsión de dos diputados socialistas de dos plenos consecutivos en mayo de 2013, Maru Menéndez y José Quintana, en medio de la polémica por los presuntos casos de corrupción que salpicaban al Gobierno de Ignacio González.

Unas expulsiones que llegaron después de varios plenos en los que tuvo que ser desalojada la tribuna de invitados por los desórdenes que provocaron algunos de los asistentes. Tal fue la crispación durante esos meses que el 22 de mayo de ese año llegó a convocar a todos los grupos parlamentarios para intentar consensuar una declaración institucional con el fin de «devolver a la Cámara regional el respeto, el orden y la cortesía parlamentaria».

Su «mano dura» la padecieron también en ocasiones los miembros de su propio grupo parlamentario, y recordadas fueron sus reprimendas a algunos diputados populares, como el día que afeó al entonces consejero de Transportes Pablo Cavero su falta de respeto» por decir que el PSOE no era un partido «ni obrero ni español». «Considero que es una falta de respeto a un partido tan español como el grupo popular», le advirtió.

José Ignacio Echeverría tiene en su haber otro hito: es el único presidente de la Asamblea al que han reprobado -o intentado reprobar-, ya que así lo hicieron UPyD, PSOE e IU en febrero de 2015, acusándole de «imparcialidad» y de «limitar» el derecho a la participación política al rechazar algunas de sus iniciativas, si bien la reprobación no salió adelante por el voto del PP, que entonces contaba con mayoría absoluta.

Después de tres lustros en la Asamblea, no son unas elecciones las que le apartan del escaño, sino un error aún más grande que el el Metrobús: el de haber conducido tras beber alcohol. Aunque esta vez su 'jefa', la presidenta del grupo parlamentario, Cristina Cifuentes, sí ha aceptado su dimisión.

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