La pizarra en la que enseña chino la tienda del barrio de Malasaña
La pizarra en la que enseña chino la tienda del barrio de Malasaña - ADE PALOMAR

Curiosidades de MadridEl chino de Malasaña que enseña una palabra en mandarín cada día

La tienda de artículos Galería Cultural Dynasty enseña expresiones y términos autóctonos del país asiático en su pizarra

MADRID Actualizado: Guardar
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A simple vista, Galería Cultural Dynasty es una tienda común de productos asiáticos del barrio Malasaña. Una más de todas las que acoge el centro de Madrid, pero con una característica especial: su dueño, de origen chino, escribe cada día una palabra en chino, con su correspondencia en español, en la pizarra que enseña en su fachada.

«Enseño una palabra en chino cada día», es el mensaje que precede a la fecha del día y a la pronunciación, junto a los respectivos caracteres chinos (llamados «hanzi», en este idioma), de un término o expresión en español. Un mensaje que despierta el interés de los ciudadanos y turistas que pasan por delante del comercio, ubicado en la plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta, conocida también como plaza de la Luna.

El término «tintero chino», escrito en jandarín
El término «tintero chino», escrito en jandarín - ADE PALOMAR

Algunos, incluso, paran para apuntar la frase o fotografiar la pizarra: «Paso cada día para ir al trabajo y, desde que lo descubrí, le hago una foto. Las leo cuando quiero y al final las recuerdo», admite J.M., una joven que vive en la calle Pizarro, a unos metros de la plaza.

Según indican desde el local, dentro se puede encontrar desde artículos artesanales hechos con materiales naturales hasta productos autóctonos, como té oriental o juegos de mesa tradicionales de la cultura china, como el «mah jong», un juego de solitario, y «go», de estrategia en tablero.

El «pasado oscuro» de la plaza

La plaza, también conocida como plaza de los Tudescos (su nombre original es tan largo que popularmente ha pasado a denominarse como las calles que en esta confluyen), ha sido durante muchos años la «Cara B» de la Gran Vía: prostitución, tráfico de drogas, robos y mendicidad. Sin embargo, hace ya unos cinco años que la Policía Municipal instaló allí una comisaría, y el escenario cambió de repente.

Ahora, cualquiera que la cruce a media tarde, se la encontrará llena de niños jugando a la pelota o mojándose con los chorros de la fuente, «skaters» patinando en las plataformas y grupos pasando disfrutando de charlas en las terrazas y bancos que la rodean.

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