Se vende una Galicia en Buenos Aires

La amenaza de traspaso que pende sobre el Centro Gallego de la capital porteña añade incertidumbre sobre la gestión de su inmenso patrimonio cultural

Las instalaciones del centro guardan obras de algunos de los mejores artistas de Galicia FACEBOOK/CGBA

MARIO NESPEREIRA

El expresidente argentino Fernando de la Rúa lo bautizó en el año 2002 como «la esquina porteña de la galleguidad universal», y el Consello da Cultura habla de su inmenso patrimonio como la «obra más importante» de la diáspora: la Galicia que siempre está fuera de Galicia. Se trata del Centro Gallego de Buenos Aires. Y está en venta.

Así lo han expresado sus socios, convocados en asamblea a finales del año pasado para decidir qué rumbo adoptar para salvaguardar el emblemático edificio de Belgrano y todo lo que alrededor de él orbita, desde la cartera de prestaciones sanitarias, hasta los símbolos de un pequeño país, la Galicia exterior, arremolinado en torno a la añoranza, al deseo de prosperar en ultramar y al anhelo, quizá, de un futuro regreso.

Las opciones eran dos: o precipitar su quiebra y entregar sus activos al Estado, quien lo ha venido gestionando en los últimos cinco años, o atender a la oferta de la Fundación Favalona y el Grupo Ribera (de capital español) . Triunfó la segunda, pero solo en el aspecto declarativo, pues las negociaciones para ultimar el traspaso han entrado en vacío desde hace una semana.

Y, porque el futuro de un siglo a veces es cuestión de días, las autoridades gallegas no quitan ojo al proceso. Saben, como reconoce para ABC el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares, que todo lo que alberga el centro «para nosotros tiene un gran valor», «no sé si lo tiene para un argentino» , desliza. Fue allí, en la emblemática habitación 202, donde falleció Castelao; fue allí donde se «editaban libros que no se editaban en Galicia», como la obra de Francisco del Riego «Galicia no espello», y es en sus paredes donde hoy cuelgan las pinturas de Seoane, Colmeiro, Laxeiro o adónde acudió Isaac Díaz Pardo en su primer viaje a Buenos Aires.

Es, por trato, un centro de centros, un «motor para la cultura gallega», en palabras de Villares, solo comparable al de La Habana, al de Montevideo o al de Caracas, igualmente conocido por la cobertura sanitaria que provee a sus socios. En su última reunión plenaria, presidida por Alberto Núñez Feijóo, el Consello dejó clara su «honda preocupación» por el futuro de la entidad e instó a la Xunta no solo a poner en marcha las «acciones pertinentes» para proteger el patrimonio, sino a cumplir el mandato de la Lei de Galeguidade.

Como señala Villares, una venta «a las bravas» del centro supondría «una pérdida importante», pero existen «algunos cortafuegos legales» por los que se «podría separar el patrimonio artístico, cultural, el inmueble y la función sanitaria».

¿Al rescate de la cultura?

El «rescate» del patrimonio no parece que sea viable. Por dos razones principales. La primera, porque desde Galicia se reconoce que la legislación argentina en la materia es «bastante restrictiva», y segundo, porque la Xunta no parece estar dispuesta a ello, toda vez que el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, comunicó esta semana en el Parlamento que «respetará» que los socios gestionen directamente los activos . Desde su departamento aclaran, además, que «la toma de decisiones recae exclusivamente en las sucesivas directivas elegidas por los socios», y de ningún modo en el Gobierno gallego, que «no tiene capacidad ni competencia alguna» en la gestión de la entidad.

Pero ahí no acaba todo. El asesor de Emigración de la Diputación orensana y expresidente del Centro Galego de Barcelona, Manoel Carrete, hace un tercer apunte: «Muchas obras no están pensadas para volver, fueron hechas para mostrar en Argentina el potencial de Galicia» , indica. En consecuencia, dice, algunas piezas «deben permanecer», pero otras, como la revista del centro, serían fundamentales, por ejemplo, «para conocer la asistencia sanitaria a los emigrantes».

Es la prebenda de la sanidad, a la que tienen derecho todos los socios cumplidos los seis meses de inscripción, la que marca la diferencia en la vida diaria de los colectivos de emigrantes. Ahora que existen los sistemas públicos, Carrete plantea otro tipo de iniciativas, como servirse de las instalaciones de Buenos Aires para promocionar Galicia como marca destino turístico .

Quizá ese pueda ser su destino, atender al mensaje de Castelao, traído de su discurso Alba de Gloria: «Galicia cuenta, para su eternidad, con algo más que una historia mutilada, cuenta con una tradición de valor imponderable, que eso es lo que importa para ganar el futuro». Palabras pronunciadas desde Buenos Aires.

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