Habrá que dar explicaciones

Algún día habrá que echar cuentas de los destrozos que los procedimientos judiciales, incluidos los situados en fase de aproximación y tanteo, han causado a políticos y partidos. Porque resulta que son muchos los casos en los cuales, so pretexto de aplicar códigos de buena conducta, se ha aprovechado cualquier denuncia anónima o una mera citación judicial para destruir no al adversario sino al compañero de filas. Se trata, en todo caso, de reafirmar la vigencia de la famosa consigna «¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!» proclamada en su día por un político tan avezado en maniobras de fontanería como Martín Villa.

Al PSdeG-PSOE le urgieron las prisas por soltar el lastre que, según cálculos electorales emanados de prospecciones demoscópicas todavía sin verificar, representaban los nombres de López Orozco y Gómez Besteiro, éste último situado alternativamente en funciones de alguacil y alguacilado.

De la doble purga se beneficiaron quienes los sustituyeron en los cargos y funciones que desempeñaban, pero su partido salió seriamente perjudicado de la doble purga. En esta ocasión, la dosis de ricino abrió no sólo la escurridera intestinal, sino también la de los votos. El balance de la catársis está a la vista: el partido es hoy en Galicia poco más que calderilla política y chatarra para el desguace.

Al día de la fecha, la situación procesal de los señores Orozco y Besteiro sigue pendiente de resolución, a pesar del mucho tiempo transcurrido desde el inicio de los procedimientos. Criterios políticos e intereses partidistas aparte, tal vez no sea insensato pensar que lo que parecía un tsunami devastador se pueda quedar en una tormenta en un vaso de agua. Si así fuere, habrá que estar atentos a los ejercicios de restauración de reputaciones personales y a los esfuerzos que deberá realizar el PSdeG-PSOE para explicar sus urgencias por actuar de sepulturero. Y una vez cumplido esa obligación, habrá llegado el momento de encontrar a alguien que esté dispuesto a echarse a las espaldas la tarea de reedificar sobre los escombros.