El alcalde de La Coruña, Xulio Ferreiro, conversa con el de Santiago, Martiño Noriega
El alcalde de La Coruña, Xulio Ferreiro, conversa con el de Santiago, Martiño Noriega - M. MUÑIZ

Ferreiro perpetúa su minoría al rechazar un acuerdo con el PSdeG

La Marea se cierra a cualquier negociación «hasta que no cambien las condiciones»

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El alcalde rupturista de La Coruña, Xulio Ferreiro, vuelve a dar la espalda a la posibilidad de que los socialistas entre en el gobierno municipal. La «desconfianza» entre una y otra formación, sostiene, es la causante de que el entendimiento se dé por imposible en mitad del proceso del diseño de los presupuestos.

El populismo defiende que está siendo sometido a un «chantaje» por parte del socialismo coruñés. Creen que torpedean su acción de gobierno desde el momento en que rechazaron la primera tentativa de acuerdo. Ayer, en declaraciones a la Radio Galega, lamentó que se aproximaran al PP para aprobar una batería de ordenanzas fiscales, en vez de intentar negociar con la Marea Atlántica. «Eso a mí me dolió mucho», afirmó.

«Si las condiciones no cambian no tiene sentido hablar del asunto».

La estrategia del palo y la zanahoria está dando hasta el momento muy pocos frutos. Primero, el grupo del PSdeG-PSOE se ofreció a entrar en el gobierno para compartir su experiencia de gestión y sumar sus votos para dotar de estabilidad política a un proyecto compartido. Entonces, el regidor «rebelde» declaró en una entrevista a ABC que el grupo socialista saboteaba sus propuestas y repitió que la falta de «confianza mutua» era la barrera que separaba a ambos. La ejecutiva provincial del PSdeG había decidido ya de aquellas reflexionar acerca de su apoyo al rupturismo, no solo en La Coruña, también en Santiago de Compostela o en Ferrol.

Pero el desgaste no se detuvo. El último capítulo llega con la petición de la portavoz Mar Barcón de convocar una comisión para fiscalizar la gestión que el populismo está haciendo de la renta social, su «medida estrella». A este respecto, Ferreiro reconoce que el programa está en «fase inicial» pero que el plazo de dos meses para la resolución de las ayudas aún no se ha agotado.

Esto, sumado a las críticas por el rechazo de Bruselas al «Eidus» y la consiguiente pérdida de 15 millones en inversiones, forjaron unos mimbres que llevaron al alcalde a reconocer ayer que «alguien con sentido común» denegaría el ofrecimiento de acuerdo: «No se puede pensar que hay una varita mágica para que una vez que entren (el PSdeG) todo sean flores y mariposas de colores».

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