Entrada de centenares de manifestantes al patio del colegio compostelano el pasado sábado
Entrada de centenares de manifestantes al patio del colegio compostelano el pasado sábado - MUÑIZ

DISTURBIOS EN SANTIAGONoriega alaba la «resistencia pasiva» de los okupas que asaltaron Peleteiro

Raxoi defiende las protestas mientras Villares se desmarca y respalda el papel de las fuerzas de seguridad

Xunta y sindicatos policiales valoran la actuación de los antidisturbios. El PP afea al alcalde su «equidistancia»

Santiago Actualizado: Guardar
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La resaca de la tercera protesta okupa en la capita gallega evidenció ayer la ruptura entre el alcalde de la ciudad y el portavoz de En Marea, Luis Villares, que lejos de defender la actuación de los antisistema que se amotinaron en el colegio Peleteiro, acabó respaldando la intervención policial. El magistrado en excedencia se mostró crítico con la convocatoria okupa que, recordó, no contaba con permisos, y agradeció «que se permitiera salir a los manifestantes y que los disturbios se hubiesen saldado sin heridos». Distinta postura demostró el alcalde de Santiago, que llegó a calificar la actitud de los antisistema de «resistencia pasiva» y cargó contra el PP local, al que acusa de arengar este tipo de protestas, desencadenadas a raíz del desalojo de un local okupado el pasado 30 de mayo.

Según el regidor, que evitó condenar la violenta okupación del sábado pese a que así lo había comprometido uno de sus ediles, el conflicto generado «se podría haber zanjado trabajando responsablemente». Así contrarrestaron ayer desde Raxoi las críticas de PP y del PSOE, que afean la «equidistancia» del alcalde y le exigen que medie para solucionar un problema que «se le ha ido de las manos». A los reproches por el respaldo de Noriega a las protestas okupas —que ya suman tres altercados en solo diez días— se adhirió también el vicepresidente de la Xunta. Alfonso Rueda aclaró que los «disturbios y la ocupación de propiedades privadas», deberían ser «condenadas» por las administraciones públicas y, de forma singular, por el gobierno municipal de la ciudad «si tiene claro de qué lado debe estar».

La misma versión apoyan los sindicatos policiales, que de nuevo cerraron filas ante la «ejemplar» actuación llevada a cabo por los 200 antidisturbios que en la noche del sábado se trasladaron a la capital gallega y evitaron la entrada de un centenar de encapuchados al edificio Peleteiro. A propósito de la estrategia que los manifestantes siguieron hasta atrincherarse en el patio de antiguo colegio, fuentes policiales tienen claro que fue un intento de okupación «premeditado y medido». Prueba de ello es que entre los objetos requisados durante el operativo se hallaron martillos, taladros, guantes y hasta un bidón de gasolina que los manifestantes podría haberse llevado para tratar de acceder al interior del inmueble. Fue el helicóptero «Cóndor» de la Policía el que detectó la entrada de bolsas sospechosas, de las que alertaron a los efectivos al mando para que ordenasen el desalojo. En total se efectuaron medio centenar de actas de decomiso que también incluyeron palos, escudos, botes con líquidos, pasamontañas y hasta un botiquín.

Cuatro heridos leves

Pese a que esta revuelta no implicó la misma violencia que la que el pasado 30 de mayo recorrió as calles de la zona monumental de la ciudad, cuatro agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP) resultaron heridos de carácter leve. Sus lesiones se suman a las de los seis efectivos heridos en a primera protesta pro-okupa, de los que cuatro siguen de baja médica.

El saldo de la ola de manifestaciones que sacude Santiago desde que por orden judicial se desalojase un inmueble privado que estaba siendo utilizado por el colectivo «Escarnio e Maldizer» es de tres personas detenidas y puestas en libertad con cargos, y centenares de identificados por su participaciones en los disturbios. Algunos de estos afines, según fuentes policiales confirmaron a este medio, provienen de fuera de Galicia y fueron reclutados a través de la campaña de movilización a través de la redes sociales que los pro-okupas lanzaron amparándose en el desalojo del centro social.

La organización con la que estos grupos actúan se pone de manifiesto también en los manuales que hicieron correr por las redes y en las propias convocatorias, explicando cómo actuar y cómo comportarse en caso de arresto en base a siete reglas «de oro». Desde el sindicato SUP remarcan las intenciones de algunos de los manifestantes que se citaron en Santiago y tomaron a la fuerza el patio del antiguo colegio. Desde la Unión Federal de Policía, por su parte, exigen que los convocantes de la marcha, de carácter ilegal, sean sancionados de «manera ejemplar» al tiempo que ponen el foco en el «efecto llamada» que esta oleada de protestas con epicentro en la capital gallega están teniendo entre grupos radicales de otras zonas de España. Al hilo de este riesgo y consultado sobre la posibilidad de que se produzcan nuevas convocatorias en la ciudad, el portavoz del PP local, Agustín Hernández, criticó que las «medias tintas» del Gobierno local dieron alas a los manifestantes e indicó «habrá que preguntar a los okupas y antisistema» si habrá nuevas revueltas.

Más antidisturbios

Por lo de pronto, y ante la tensión generada desatada en las calles por el cariz de los disturbios de las últimas semanas, los policías exigen que una unidad de 50 efectivos de los antidisturbios se destine a la capital gallega para facilitar sus actuaciones.

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