En primer término. el candidato de Ciudadanos por la provincia de La Coruña, José Canedo
En primer término. el candidato de Ciudadanos por la provincia de La Coruña, José Canedo - EFE

Ciudadanos se desangra en Galicia entre expulsiones y bajas voluntarias

Las recientes purgas desmovilizan a agrupaciones importantes, y dibujan un panorama negro para las autonómicas

Santiago Actualizado: Guardar
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Ciudadanos se ha metido de lleno en una nueva crisis en Galicia. Las expulsiones de los coordinadores que reprocharon a la dirección nacional que se saltase las primarias para cambiar al cabeza de lista de La Coruña a las generales tendrá efectos secundarios. Sin ir más lejos, ayer una treintena de militantes de la formación naranja en Ames pidieron la baja voluntaria del partido, después de que uno de los cesados fuese el líder local, Javier López. En un comunicado, estos afiliados lamentan que «el partido no entendió nuestra posición al defender los postulados de nuestros estatutos».

Esta descapitalización de las agrupaciones locales es un fenómeno que está previsto que se repita en todos los ayuntamientos en los que se ha cesado a los coordinadores, e incluso en otros en los que los problemas se han reproducido a menor escala, según la opinión de las fuentes consultadas por este periódico.

«Hay cargos orgánicos de otras provincias que nos decían en privado que teníamos razón en nuestras críticas, pero temen represalias si se manifiestan públicamente», comenta uno de los miembros dimitidos de la ejecutiva de La Coruña.

«Partido franquicia»

Una idea se repite entre las personas que ahora se encuentran en la rampa de salida del partido, que es la de que funciona como una «franquicia», ya que la dirección nacional ha delegado en un pequeño número de personas la explotación comercial de la marca. «No existe ningún tipo de reconocimiento al mérito ni al trabajo. Solo hay unas cuantas personas que quieren colocarse profesionalmente y buscan los mejores puestos para hacerlo», indica a ABC el exdiputado Antonio Rodríguez y prosigue que «es curioso, porque a esta gente, que va de fracaso en fracaso cuando lideran las listas, no se le dice que no cumplen los objetivos, como sí se me dijo a mí».

Todas las fuentes coinciden en que apenas cuatro personas controlan orgánicamente la formación en Galicia. «Mandan mucho, pero son muy pocos, y como sigan por estos derroteros se quedarán solos con sus palmeros», apunta el coordinador de Ames, que hasta hace poco era la segunda agrupación en número de militantes de la provincia de La Coruña. De hecho, Rodríguez pone a estos militantes como ejemplo de buen funcionamiento y señala que «en vez de ver cómo trabajaban y cooperar con ellos, se les marginó hasta que se acabaron cansando».

Una de las personas que detenta el poder en la Comunidad es María Rey, la edil en Pontevedra y candidata al Congreso. Los ahora expedientados claman al unísono que «las informaciones que publicó ABC sobre su tarjeta de discapacitado para aparcar y sus empresas son suficiente para haberla destituido» y califican de «impresentable» la respuesta de Albert Rivera en Vigo, que en su defensa se limitó a decir que «si los votantes creen que otros partidos son más ejemplares, que los voten».

«Sin proyecto para Galicia»

«Este partido es un gran fraude», resume un exdirigente coruñés. Y ya sin el corsé de ser militantes, los críticos reconocen que «nunca hubo un proyecto propio para Galicia». En este sentido, recuerdan que alguna de las propuestas que presentó José Canedo en campaña — como la gratuidad de la autopista AP-9— fueron «ocurrencias» del candidato, no reflejadas en los documentos oficiales.

Antonio Rodríguez fue objeto de burla entre la opinión pública por no conocer supuestamente el programa del partido para la Comunidad, algo que ha desmentido en los últimos meses. «Desde Barcelona no nos dejaron explicar qué había sucedido. Yo mismo presenté informes sobre los motivos por los que estábamos teniendo peores resultados en Galicia que en el resto de España, y no me dejaron trabajar», recuerda, así como que él mismo llegó a intentar presentar iniciativas para apoyar el naval gallego, que le pararon desde el grupo parlamentario en favor de los astilleros de Cádiz.

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