Un brigadista, ante el paisaje arrasado este verano en Galicia
Un brigadista, ante el paisaje arrasado este verano en Galicia - EFE

Los cazadores alertan ante otra posible ola de fuegos provocados

Inciden en que el buen tiempo y las elecciones podrían movilizar otra vez a los incendiarios

Santiago Actualizado: Guardar
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Entramos en una semana de alto riesgo para el monte gallego. Con termómetros que en el sur de la Comunidad podrían rondar los 30 grados y una previsión que no contempla lluvias, el caldo de cultivo es —según los cazadores gallegos— el idóneo para que se produzca una nueva ola de incendios provocados en los bosques y montes. Según un comunicado remitido ayer por la Unión de Tecores de Galicia, «el regreso del buen tiempo y el hecho de que hace unos días se diese por concluido el dispositivo de vigilancia de la Operación Centinela de la Brilat» podría disparar el peligro en el rural.

A estos factores de riesgo los cazadores suman la recta final de la campaña electoral, que en su opinión los incendiarios no dejarán pasar por alto.

«No sería la primera vez que estos delincuentes del medio ambiente aprovechan la proximidad de unas elecciones políticas para crear una alarma social mediante numerosos incendios simultáneos, lo que dificulta enormemente que el dispositivo de extinción los pueda atender con eficacia», sostienen desde Unitega. De ahí que los cazadores incidan en que la Administración actúe con previsión y busque la fórmula «para mantener la intensidad de vigilancia disuasoria que se alcanzó durante el verano».

180 avisos en dos meses

La advertencia de los cazadores gallegos coincide en el tiempo con el repunte de las temperaturas y con el repliegue de los efectivos del Ejército que durante toda la campaña contra el fuego peinaron los montes gallegos. Este período de vigilancia extrema se dilató desde el 15 de julio al 15 de septiembre, meses durante los que se recibieron más de 180 avisos sobre incendios, quemas de rastrojos y presencia de personas sospechosas y de material incendiario.

Las labores de control en el monte están ahora en manos de la Guardia Civil y de la Policía Autonómica, que peinan los parajes de mayor riesgo para impedir que se produzcan conatos de fuegos. En este sentido, los expertos hacen hincapié en que nueve de cada diez fuegos forestales son provocados y en que un 70 por ciento de ello s se repiten cada año en los mismo municipios, lo que señala directamente a la actividad de los incendiarios. Este verano —especialmente seco y ventoso— se quemaron en los montes más de 15.000 hectáreas. La mayor parte de este terreno ardió durante la ola de agosto (que afectó a Pontevedra y La Coruña) y la de septiembre, en Orense. Los cazadores claman para evitar una tercera entrega.

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