El PSOE fracturado

Comité Federal del domingo, más allá de la abstención, mostró: una gran fractura y una correlación de fuerzas que casi se mantuvo en los parámetros del 1-X; que un importante contingente de socialistas prefieren morir matando (fragmentar el partido sin acatar mayorías); y que las federaciones en bloque son partidarias de la abstención (las del sur) o el no (las del norte). Con una doble fractura salió Castilla y León, la del partido y los 12 a favor de la abstención contra los 5 del no, secretario general y pesos pesados en la organización territorial, incluido Óscar López que, por ahora, no ha comenzado su proceso de mutación a los nuevos tiempos.

Ahora el PSCL lo tiene muy complicado para no pasar a la irrelevancia por: a) la debilidad de Tudanca acrecentada por el complejo de inferioridad por su aterrizaje dactil de los defenestrados en la secretaria; b) la falta de talante para el diálogo con sus compañeros y de agudeza argumentativa (su tosquedad irrita y confronta); c) la desaforada beligerancia de Ana Sánchez y del outsider Puente, bajo el síndrome Pereiro.

El futuro no está escrito pero pasa por la decisión entre podemización radical (ahí el terreno es escaso, ocupado por la marca original) o el rearme estructural con nuevo equipo; la reconstrucción ideológica y de modelo de región (el partido debe hablar en positivo y para ello cuenta con pocos mimbres en las Cortes); y curar las profundas heridas personales. Otro problema reside en quién puede elaborar el futuro: Soraya Rodríguez podría pero le falta compromiso con la región; Carlos Martínez podría si abandona la duda hamletiana acerca de la oportunidad; Fernando de Pablos, cabeza tiene. Las decisiones no urgen, pero sí el cese de hostilidades.