«España es el Harvard del protocolo»

El próximo mes de noviembre Valladolid se convertirá en el centro del «mapa del protocolo» gracias al XVI congreso internacional sobre esta materia que acogerá la capital vallisoletana. Un asunto que es una «auténtica herramienta de comunicación» y que está rodeada de muchos tópicos, según el presidente de la Escuela Internacional de Protocolo, Gerardo Correas, organizador de este evento al que asistirán representantes de cuarenta países y que regresa a España tras cinco años.

-¿Qué esperan de este congreso?

-Nos hemos creado unas expectativas tremendas. Esperamos que los profesionales de la comunicación, no sólo del protocolo, se unan para debatir la necesaria coordinación de todas estas disciplinas y todo esto es lógico porque la transversalidad ya es fundamental para el desarrollo de cualquier tipo de profesional.

Esperamos además que sea un congreso basado sobre todo en la experiencia, que los asistentes vivan el congreso. No habrá conferencias magistrales ni ponencias doctrinales.

-¿Se suele confundir protocolo y educación?

-Se confunden, desgraciadamente. La educación sirve para poder convivir y en protocolo hacemos actos sociales donde interviene la educación, pero no es lo mismo, para nada. El protocolo son técnicas para organizar. Es una pena que el protocolo se quede solamente en el saber estar o en la educación social.

-¿También las empresas comienzan a darle importancia a este área?

-En todos los sectores de la sociedad. Cuando tú organizas un cumpleaños en casa, ya estás haciendo protocolo, y en las empresas es brutal porque lo que hacemos ahora es proponer el establecimiento de procedimientos de calidad en la atención protocolaria. El protocolo de empresa sirve para mejorar la cuenta de resultados.

-¿Los jóvenes se interesan por este tema?

-Se interesan muchísimo. Lo vemos en la enorme demanda de estudiantes que quieren entrar en la Escuela Internacional y la gran demada que existe entre los emprendedores que forman sus pautas de trabajo y actuación y ya trabajan el protocolo como las mejores técnicas para relacionarse, aunque quizá no lo sepan.

-¿Se respetan las normas de protocolo actualmente?

-Hay que terminar con la idea de que las normas de protocolo son inflexibles. No existe lo correcto y lo incorrecto, lo que existe es el criterio con el que tú decides que vas a actuar, y aciertas o te equivocas. El protocolo son técnicas de organización, pero siempre en función de lo que el anfitrión quiere transmitir. Por lo tanto, no hay cosa más flexible que esta, que es lo que lo hace apasionante. Es algo absolutamente creativo lo que uno hace por la mejor imagen que quiere transmitir.

-¿Ha evolucionado a lo largo del tiempo?

-Mucho. El protocolo era un instrumento del poder que separaba al poderoso del gobernado. Ha evolucionado porque el mundo también lo ha hecho. No hay un protocolo bueno o malo. Lo que hay es un protocolo adaptado a las vidas.

-¿Es la clase política la que menos cumple el protocolo?

-La clase política cumple perfectamente con el protocolo porque parte de su trabajo es lanzar una imagen determinada. La cuestión es que estamos pensando que los políticos cumplen el protocolo con el orden de ubicación, de entrada o precedencias, pero no sólo eso es el protocolo, sino cómo trasladan y cómo tienen perfectamente estudiado sus acciones públicas. Ahora esto es muy divertido, ahora uno aparece con camiseta abierta otro sin corbata...Quieren trasmitir cuestiones distintas, otra cosa es que guste más o menos. Estamos en el mundo de los hechos, no de la opinión.

-En la visita del Rey a Inglaterra se ha visto mucho respeto por el protocolo, ¿tiene que aprender España de otros países?

-En España se hace un espléndido protocolo, con una tradición tremenda. Es el Harvard del protocolo. Se ha adaptado perfectamente porque tenemos la suerte de haber tenido muchos profesionales dedicados a adaptar el protocolo al mundo actual, cosa que en otro países es incipiente. El mérito que tiene Reino Unido es que, con un peso de la tradición tan enorme, su protocolo resulta moderno y actual. Tienen distinta cultura a la nuestra.