«A lo largo de la Historia de Toledo han proliferado muchos embustes sobre la ciudad»

Entrevista con Fernando Martínez Gil, historiador y escritor, que este miércoles presenta «Una Historia de Toledo», un relato distinto, casi literario, de la sucesión de hechos que durante tres mil años han conformado la esencia de la ciudad y modelado su presente

El famoso historiador presenta «Una historia de Toledo» A.P.HERRERA

MARÍA JOSÉ MUÑOZ

La presentación de «Una historia de Toledo» será este miércoles, 13 de octubre, a las 19.30 horas en la Sala Capitular del Ayuntamiento de Toledo, donde el autor estará acompañado por la alcaldesa, Milagros Tolón, y Juan Sánchez, prologuista de un libro de 300 páginas que ha sido editado por «El perro malo», de la mano de Francisco Carvajal Gómez.

¿Este libro es quizá una nueva forma de abordar la Historia de Toledo?

Es una historia de Toledo para leer. Hay algunas historias de Toledo muy voluminosas —yo he participado en algún proyecto con otros autores—, y suelen ser muchas páginas. Esta es una historia pensada no solo para el historiador sino para el lector, y no solamente el toledano, sino para todo aquel que esté interesado por la ciudad de Toledo. He cuidado mucho el lenguaje, la he dividido en capítulos homogéneos. No es una novela histórica pero a mí me gustaría que se leyera con tanto placer como si de ello se tratara.

¿Es una historia de Toledo algo novelada?

No está novelada, simplemente está cuidada en su lenguaje, que es uno de los defectos que solemnos tener los historiadores: no cuidar el lenguaje.

¿Se refiere a que es una historia de Toledo entretenida?

Eso intento y, digamos, está cuidada literariamente. He tratado de transmitirla de forma clara, amena y agradable.

¿Dirigida a cualquier público?

Sí, esa ha sido la pretensión porque muchas veces los historiadores solemos escribir para los cuatro o cinco que nos entienden, y nos olvidamos del resto. Este no, este es un libro que me gustaría que fuera para todos, que interese a todos lo que ha sido y lo que es la ciudad de Toledo;_que de un vistazo, en pocas páginas, pueda hacerse una idea.

¿Qué periodo abarca?

Desde que todavía no estaba el ser humano en el peñón donde hoy está la ciudad, hasta 2016, que son los últimos datos que aparecen.

¿Qué metodología ha utilizado?

Una metodología que me inspiró Galdós en un artículo que publicó en el siglo XIX donde dijo que para entender Toledo había que deconstruirla, quitando estrato a estrato y llegar a la base. Y ahí, empezar a ir poniendo, uno a uno, esos estratos que han ido formando la ciudad.

¿Para usted dónde está la base de Toledo, en la roca madre quizá?

La base está en la roca, claro; vaciando el peñón por la naturaleza. Luego, el que le da historicidad es el ser humano, cuando se instala en ese paraje natural.

Un periodo de tiempo de miles de años, claro.

Desde los primeros asentamientos, podemos decir que unos 3.000 años. No soy prehistoriador, pero hay algunos datos sobre la Prehistoria, y voy aumentando la longitud que doy a los capítulos a medida que nos vamos acercando y vamos teniendo más fuentes y más datos.

¿Dónde termina su historia?

La termino hoy. Soy uno de esos historiadores que cree que no debemos pararnos en el pasado sino que, precisamente, el estudio del pasado debe servirnos para comprender mejor el presente.

¿Y también el futuro?

Debemos tener esa visión del presente, con sus problemas, con sus luces y sus sombras, para proyectar el presente hacia el futuro, efectivamente. Es lo verdaderamente importante.

¿En algún pasaje del libro habla de la memoria histórica, de la desaparición de símbolos, cambio de nombres de calles...ya sabe, cuando la historia confluye con la política?

Para mí toda fuente es utilizable porque trato de hacer una historia social, una historia cultural. Entonces, no solo he utilizado documentos de archivo, bibliografía, sino obras de arte, imágenes fotográficas, pictóricas, cultura inmaterial, y hasta los embustes que han proliferado a lo largo de la historia. Sabemos que eso no es verdad, que ha sido una invención, y que toda invención tiene su intención. Cuando la sitúas en su contexto, pues te dice muchas cosas.

¿El mito de las Tres Culturas, por ejemplo?

Lo de las Tres Culturas, claro. Y hay otros embustes todavía más manifiestos. Una manipulación, sea consciente o inconsciente, porque siempre se trata de adaptar el pasado para justificar el presente; para adaptarlo a losvalores que queremos que tenga el presente que vivimos. Usted imagine que a un gallego le pones en duda que Santiago esté enterrado en la catedral, o a un zaragozano que la Virgen del Pilar es una invención. Aquí tenemos también cosas parecidas, esa cosas que históricamente no han sucedido, no tienen ninguna base, pero que forman parte de nuestra identidad, y por lo tanto son una fuente histórica que merece la pena revisar.

Recuerde alguna.

Hay quien todavía cree en el milagro de la descensión, la casulla de San Ildefonso, que es una tradición piadosa, pero hay muchos toledanos que todavía creen firmemente en el milagro que tan importante ha sido para el devenir de la historia de Toledo. En el siglo XVII hubo muchos inventos también; hay que situarlos en su contexto, cuando Toledo estaba en decadencia y tenía que defenderse competitivamente con otras ciudades, y hubo historiadores o pseudohistoriadores que hicieron determinados inventos, algunos de los cuales han sido desenmascarados, pero hay otros que siguen más o menos vigentes o incrustrados en nuestra identidad de toledanos.

¿Qué periodo de la Historia de Toledo le atrae más o destacaría, o fue clave para el desarrollo futuro de la ciudad?

Hay un periodo que sí que creo que es fundamental para la construcción de la imagen de Toledo. Ya insistí en ello en otro libro mío, «La invención de Toledo», que es la época de los Godos, en el siglo VII, y que, paradójicamente, es el periodo histórico del que tenemos menos huellas materiales porque no queda una piedra en su sitio. Del esplendor de la capital visigoda no hay nada. En la Vega Baja se han hecho excavaciones y se supone que ahí estaba parte de la ciudad visigoda, pero no hay nada visible que se alce del terreno. Hay algunas piedras incrustadas en otras construcciones posteriores, pero no queda prácticamente nada. Y, sin embargo, es uno de los periodos más esplendorosos que ha tenido Toledo.

¿Más que cuando Toledo fue capital de la época imperial?

Se habla mucho de eso, pero no es verdad. La Corte era itinerante. Cuando Toledo fue capital de todo un reino unificado fue en la época de los Godos.

¿Qué territorios abarcaba ese reino unificado?

Prácticamente toda España. Fue la primera unificación peninsular después de la descomposición del Imperio Romano. Salvo un trocito en Galicia que ocupaban los suevos, y otro en Levante que lo tenían los bizantinos, los visigodos unificaron toda la península. De ahí viene esa tradición de Toledo capital, de Toledo centro de España, y muchos otros valores simbólicos que luego han sido utilizados en épocas posteriores para glorificar la ciudad.

¿A qué personaje destaca al frente de ese reino?

Están Leovigildo, o Recaredo, que fue el impulsor del famoso concilio en que los arrianos se convirtieron al catolicismo. Y el rey mitológico al que se refieren las crónicas de siglos posteriores, el rey Wamba, el rey del cénit de Toledo como capital.

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