María del Carmen Alejandre, durante el juicio por el incendio de la residencia Santa Fe de Zaragoza
María del Carmen Alejandre, durante el juicio por el incendio de la residencia Santa Fe de Zaragoza - Fabián Simón
Tribunales

El gélido perfil psicológico de la acusada de matar a nueve ancianos en una residencia

Antes del incendio del geriátrico de Zaragoza, estuvo en prisión por apuñalar a su marido. Los forenses destacan su absoluta falta de empatía

Zaragoza Actualizado: Guardar
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Los informes forenses apuntan a la frialdad mental y emocional de María del Carmen Alejandre, la mujer de 64 años acusada de haber provocado el incendio de un geriátrico de Zaragoza que mató a nueve ancianos, con los que ella misma convivía como interna en esa residencia privada.

Los hechos, ocurridos el 11 de julio de 2015, se juzgan ahora en la Audiencia Provincial de Zaragoza. El jurado popular deberá decidir, a finales de esta semana, sobre la culpabilidad o inocencia de María del Carmen Alejandre. Ella, en su testimonio durante la primera jornada del juicio, que tuvo lugar este lunes, se mantuvo firme en negar sistemáticamente que provocara el incendio.

Aunque nadie la vio prender fuego el colchón en el que se originó el fuego -que rápidametne convirtió en una ratonera de humo letal ese geriátrico-, tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares coinciden en subrayar que hay indicios sobrados que apuntan contra ella.

La Fiscalía pide para la imputada una condena de 62 años de cárcel y más de 400.000 euros de indemnizaciones. Las acusaciones particulares elevan la pena solicitada a 138 años de prisión.

Una de las estampas inquietantes que se recuerdan en el juicio es la gélida reacción que tuvo la acusada cuando el incendio estaba consumiendo la vida de los internos, muchos de ellos incapaces de valerse por sí mismos: salió al jardín y se sentó a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, mientras el personal y vecinos de la zona se desesperaban intentando salvar a quienes había en el interior.

«Se quedó plantada, tan pancha», recordó este martes durante el juicio una de las testigos, cuidadora de la residencia que relató cómo la acusada permaneció totalmente tranquila mientras se desarrollaba la tragedia. Ahora se le juzga por nueve delitos de homicidio, otros tantos de lesiones y uno de incendio provocado.

Esa reacción encajaría con el perfil psicológico que describen los informes forenses. Concluyen que María del Carmen Alejandre presenta una absoluta falta de empatía, una marcada frialdad emocional.

Su trayectoria vital relata también antecedentes violentos y conflictivos, con episodios de gravedad suficiente como para que acabara en prisión. Antes de entrar en la residencia Santa Fe de Zaragoza, en la que se tuvo lugar la tragedia, María del Carmen Alejandre había estado en la cárcel de Zuera por haber apuñalado a su marido. Ayer se le recordó ese antecedente penal, pero ella se excusó diciendo que «llevaba muy mal eso de cambiarle los pañales cuando él enfermó, y me dio por beber».

El cuadro psiquiátrico de la acusada hizo que su hijo la inhabilitara judicialmente, para impedirle gestionar el patrimonio familiar. Minutos antes de que se produjera el trágico incendio en el geriátrico, María del Carmen Alejandre había colgado el teléfono de forma airada, visiblemente irritada, porque ese hijo le acababa de comunicar que iba a casarse y que ella no iba a acudir a la boda.

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