José Ramón Gómez Besteiro
José Ramón Gómez Besteiro - MIGUEL MUÑIZ

La renuncia de Besteiro, una decisión inevitable

Tras renunciar a su candidato a la Xunta, ahora abandona la dirección del PSdeG

SANTIAGO Actualizado: Guardar
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No va más. José Ramón Gómez Besteiro culminó ayer el segundo y definitivo acto de su abandono de la vida política. Hace siete días anunciaba su renuncia a optar a las primarias para elegir candidato socialista a la Presidencia de la Xunta, y ayer entregaba las llaves del PSOE gallego. El peso de las diez imputaciones por presunta corrupción ha sido excesivo y se lleva por delante su carrera cuando estaba a punto de alcanzar velocidad de crucero. Pero la razón que le movió a dar este paso tiene una variable nacional: cerrar la herida por la que sangraba el discurso de Pedro Sánchez contra la corrupción y con el que intenta asfixiar al PP por los casos que sufre en Valencia o Madrid.

Ayer, Besteiro insistió en que su decisión fue «libre y responsable», los mismos calificativos que siete días antes empleaba para enterrar sus aspiraciones a la Xunta. Sin embargo, antes había hablado con Pedro Sánchez. «Nadie del partido me pidió que dimitiese. La tomo pensando que es la mejor decisión», insistió; aunque a Sánchez le comunicó su decisión el jueves. Ferraz no ha necesitado forzar la marcha de Besteiro, uno de los barones más próximos a Sánchez, sino tan solo exponerle la posición insostenible en que ha estado toda esta semana el secretario general del PSOE después de que se conocieran las seis nuevas imputaciones del político gallego.

El auto de la juez Pilar de Lara investigando a Besteiro por presuntos delitos de malversación continuada de fondos públicos, cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, fraude de subvenciones y otro a las Administraciones Públicas se conocía al día siguiente de que Pedro Sánchez explicitara en La Coruña su apoyo inequívoco al dirigente gallego, a pesar de que ya arrastraba otras cuatro imputaciones por el caso Garañón, relacionado con la compra y reforma de su vivienda. Sánchez engulló el sapo de las diez imputaciones y el sábado por la noche dio por buena y suficiente la renuncia de Besteiro a la Xunta.

Siete días después de que en el PSOE no se hable de otra cosa -con Susana Díaz lanzando consejos sobre ética y estética interna-, se distraiga el mensaje sobre la formación de un nuevo Gobierno y de que los periodistas le hicieran a Sánchez demasiadas preguntas incómodas -incluso en el extranjero-, Ferraz y Besteiro acordaban esta salida, la única posible.

«Total inocencia»

La decisión de Gómez Besteiro se hizo pública tras comunicarla éste a su Ejecutiva, que reunió de urgencia a las cinco de la tarde. Previamente la había trasladado a los secretarios provinciales. Pero según fuentes próximas al exlíder del PSdeG, «la decisión la venía madurando desde el mismo sábado en que renunció a la Xunta». «Ferraz dejó que Besteiro lo reflexionara con absoluta libertad porque sabían que nunca adoptaría una postura que dañara al partido», aseguraron a ABC; «Sánchez sabía que esto pasaría antes o después».

Es más, los más cercanos a Besteiro tenían claro que «ni siquiera iba a optar a la Xunta con las cuatro primeras imputaciones, por mucho que Pedro Sánchez lo respaldara públicamente», dado que «habría sido un blanco fácil para el PP y el resto de partidos que el PSOE presentara a un candidato imputado a las autonómicas».

«A partir de ahora seré un militante más», proclamó ayer en su despedida, en la que una vez más reiteró su «total y plena inocencia» frente a las acusaciones que contra él plantea la juez De Lara, magistrada que lleva arrastrados por el calvario judicial a doscientas personas -entre políticos, técnicos y empresarios- desde hace más de un lustro, sin que ninguna de las macrocausas que instruye tenga visos de finalizar próximamente.

La eficiencia de la juez también ha quedado en entredicho en no pocas ocasiones, principalmente cuando el Supremo o el Tribunal Superior de Justicia de Galicia han archivado algunas de las piezas separadas que abrió contra políticos aforados, como el portavoz del PP en el Senado, José Manuel Barreiro, el expresidente cántabro Ignacio Diego o la senadora gallega Paula Prado. También causó revuelo la imputación de oídas del exalcalde de Ferrol y actual conselleiro José Manuel Rey Varela, en virtud de unas grabaciones con la voz de otra persona.

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