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Rajoy abandona el Congreso al finalizar la segunda jornada del debate de investidura - ÓSCAR DEL POZO

Rajoy castiga a Sánchez y rechaza su «contrarreforma»

Evidencia la endeblez de un candidato que es «un montaje propagandístico»

MADRID Actualizado: Guardar
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«Rajoy no ha sido duro, ha sido descriptivo. Lo duro es lo que ha pasado estos dos meses», resumía un veterano dirigente popular sobre lo sucedido durante la intervención del presidente en funciones en la segunda jornada del debate de investidura del candidato socialista Pedro Sánchez. Lo cierto es que Rajoy cargó a placer, desde un papel muy de oposición, contra quien le ha sometido a tantas humillaciones en los últimos meses, desde llamarle «indecente» en campaña hasta negarse a sentarse con él a negociar o plantearle públicamente ese insultante «No es no, ¿qué parte del “no” no entiende?».

Rajoy ayer se las devolvió todas, en un discurso en el que, una y otra vez, se empeñó en ser didáctico, de manera que «incluso ustedes lo van a entender», dijo varias veces a los socialistas.

Utilizó como armas la sorna y la ironía, equiparando la «solemnísima firma» del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos con «los pactos de los Toros de Guisando, el Compromiso de Calpe o los Pactos de la Moncloa», asuntos que «sin duda los niños estudiarán en las escuelas».

Comedia de enredo

Pero rápidamente se puso serio para acusar a Sánchez de engañar a los españoles tratando de «retorcer a su conveniencia los resultados electorales» y de hacer una «comedia de enredo» con puertas por las que «unos entran, otros salen y otros se escabullen, pero con muchas ruedas de prensa». Un «vodevil», dijo, en el que negociaba con Podemos y sus confluencias en una sala y con Ciudadanos en otra, un «rigodón con cambio de parejas», que le ha costado a los españoles «un mes mientras usted repartía promesas con las manos vacías».

Rajoy no quiso insistir en su discurso de ayer en su propuesta de «gran coalición» porque este era el momento de Sánchez, no el suyo, explicaban fuentes de su entorno. El presidente evidenció que el candidato llegaba a la votación «sin gobierno, sin apoyos y esperando que los demás le arreglen lo que no ha sabido arreglar, porque estaba preocupado por su propia supervivencia». Y afirmó finalmente que votaría «no» a su «programa de ficción», rechazando «este sucedáneo de investidura» promovido por quien tiene «como eje central de su programa una contrarreforma de la política económica y social de la última legislatura».

«Es un bluf»

Tras ello vino el recuerdo del pasado de Sánchez - «estaba usted entre los que aplaudieron las políticas que nos arruinaron»-, y la dura conclusión del presidente en funciones a Sánchez: «Es usted un “bluf”, un montaje propagandístico para crear un presatigio que posteriormente se revela falso», en a cepción textual del diccionario de la Real Academia que, según Rajoy, definía a la perfección al candidato socialista.

La bancada popular recibía con creciente satisfacción cada nueva andanada; algunos reconocían a la salida que les hacía falta esta «inyección de moral» tras el vapuleo electoral y la extraña sensación de las últimas semanas de haber dejado de estar en el centro de la escena. La sarta de preguntas que el presidente Rajoy dirigió al candidato Sánchez remató, en su réplica, la faena: «¿Con los votos de quién va a reformar la Constitución?¿En qué consiste la reforma federal de la que habla?¿Cuál es su propuesta para Cataluña?¿Qué va a pasar con las diputaciones, se suprimen como dice Rivera, o se cambian de nombre como dice usted?».

«Quedan dos meses»

Aunque quede pendiente la segunda votación de investidura, el próximo viernes, en el PP nadie espera nada ya de ese acto; insisten de hecho en que ahora las miras están puestas más allá, en lo que pasará «a partir del día 5 de marzo». A pesar de la dureza de las intervenciones del debate, no creen en el PP que los puentes estén rotos con el PSOE, porque «la política consiste en eso, en negociar». Niegan también que el protagonismo lo haya tenido el partido socialista y ellos hayan pasado a segundo plano: «A la larga, es protagonista el que gana las elecciones y el que gana el debate de investidura», recuerdan.

Respecto a cuándo comenzarán las negociaciones con vistas a futuros acuerdos, el 5 no parece más que una fecha de la que arrancar, pero que tal vez no marque aún el inicio de ninguna ronda negociadora: «Quedan dos meses», recuerdan.

De hecho, algún ministro veía la situación a día de hoy «igual que la que había el 20-D», en un auténtico círculo vicioso. El lunes, Rajoy tiene una cita europea; el comité de dirección del partido se retrasa al martes. A partir de ahí, empezará de nuevo la partida, en la confianza, que el PP tiene ahora, de que PSOE y Podemos difícilmente curarán la herida abierta hoy.

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