Cristina Cifuentes acude a la reunión de la Ejecutiva del PP
Cristina Cifuentes acude a la reunión de la Ejecutiva del PP - JAIME GARCÍA

Los miembros de la Ejecutiva del PP se mojan a favor del presidente

Prácticamente todos los dirigentes territoriales dieron su apoyo explícito a Rajoy

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Rajoy reunió a sus equipos directivos poco después del mediodía de ayer, salió de Génova tras hablar con la prensa casi a las 15.30, y tuvo más tarde una larga comida con sobremesa con sus colaboradores más directos. Estaba contento y se le notaba: el Comité Ejecutivo Nacional que organizó para someter a debate y aprobación las seis condiciones de Ciudadanos terminó tras dos horas largas de adhesiones incondicionales a su liderazgo y sin que se dijera nada de dichas premisas. «Nadie ha dicho una palabra» sobre ellas, confesaba el propio Rajoy.

El presidente del PP no necesitaba ningún permiso de su Comité para negociar. Sin embargo, quiso tenerlo y que fuera evidente. Lo logró, sin duda: tras su intervención, hubo una avalancha de peticiones de palabra, algo inaudito en este órgano: prácticamente todos los líderes territoriales tomaron la palabra.

La presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, para recordar que las terceras elecciones nos convertirían en «el hazmerreír de Europa»; el presidente murciano, recordando que «España necesita el gobierno que votó la clara mayoría» y apelando a la «altura de miras» de los partidos para desbloquear la situación; o el castellanoleonés Juan Vicente Herrera, que no dudó en mencionar el congreso pendiente que aguarda al PP cuando se forme gobierno, y que espera sea un «revulsivo» en el que se aborden temas como la regeneración y la limitación de mandatos.

También se escuchó al vicepresidente del Senado Pedro Sanz, al expresidente extremeño José Antonio Monago, al presidente andaluz del PP, Juanma Moreno; al canario Asier Antona, a la asturiana Mercedes Fernández, la valenciana Isabel Bonig, el cántabro Juan Ignacio Diego, la aragonesa Luisa Fernanda Rudi y el catalán Xavier García Albiol. Rajoy tranquilizó a su equipo sobre la negociación con Ciudadanos, y también advirtió del oscuro panorama al que se enfrentarán si logran formar gobierno: una legislatura «muy difícil».

Negociar por delegación

Al final, desde sus propias filas trataban de dulcificar el resultado de la reunión: no es que en el Comité no se hubiera hablado de las condiciones de Ciudadanos; es sólo que se había delegado en el líder para que negocie dichas exigencias. Reconocían incluso que tal vez el presidente en algún momento se había «extralimitado».

Éste, mientras, dejó bien patente en sus declaraciones públicas los dos mensajes que más le interesaba transmitir: uno, que sería un disparate prolongar esta situación sine die, así como ir a terceras elecciones, algo que según su criterio es lo que parece querer Sánchez, una cuestión por la que le piensa preguntar cuando se vean, dijo. Y dos, que él es un mandado de su partido, ante quien ha pedido autorización para negociar con Ciudadanos, obteniéndola sin ninguna cortapisa. Sobre qué está dispuesto a dar a la formación naranja a cambio de su apoyo, es difícil adelantar acontecimientos. Como él mismo dijo ayer: «Mientras no se nos pida nada que perjudique a los españoles, podemos aceptar muchas cosas. O no».

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