Los toreros José Tomás y Serafín Marín en la Monumental en 2011
Los toreros José Tomás y Serafín Marín en la Monumental en 2011 - INÉS BAUCELLS
DESDE MI GRADA

Una justicia lentísima

Esta absurda dilación ha dado alas a una serie de actuaciones de la izquierda populista contra los toros

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Esta absurda dilación ha dado alas a una serie de actuaciones de la izquierda populista contra los toros

Pocas veces resulta más ajustada a la realidad esa frase que tantas veces hemos escuchado: «Una justicia lenta no es justicia». ¿Lenta? ¡Lentísima! Resulta que, hace ya seis años, en el 2010, se presentó ante el Tribunal Constitucional un recurso contra la ley del Parlamento catalán que prohíbe la celebración de corridas de toros. No hace falta ser muy mal pensado para creer que ha habido interferencias políticas para retrasar esa decisión. Y eso es todavía peor. Nos parece escuchar la frase: «Con la que está cayendo, ¿vamos a abrir un nuevo frente de batalla con la Generalitat catalana? Esperemos tiempos mejores».

Y, así, esperando momentos más propicios, que nunca llegaron, la Generalitat catalana ha seguido campando a sus anchas, en este tema y en otros, mucho más graves. Como si la experiencia no nos enseñara de sobra que el nacionalismo independentista es, por naturaleza, insaciable...

De momento, esta absurda dilación ha dado alas a toda una serie de actuaciones de la izquierda populista que, en los últimos años, como ha señalado la Fundación del Toro de Lidia, «bajo distintas formas y con diversos niveles normativos vienen de hecho vetando la Tauromaquia». Eso perjudica a todos los profesionales taurinos, impide la unidad de mercado en el territorio español y menoscaba los legítimos derechos de los aficionados -pocos o muchos, no importa- a una Fiesta que no sólo es perfectamente lícita, sino que ha sido legalmente declarada como integrante de nuestro patrimonio cultural inmaterial: un verdadero disparate, una contradicción absurda... si no fuera porque es típica del desnortado momento que vive España.

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