«Txapote» y su compañera sentimental, «Amaia», durante su primer juicio en España
«Txapote» y su compañera sentimental, «Amaia», durante su primer juicio en España - EFE

«Jaula de oro» para los asesinos de Miguel Ángel Blanco

Los presos de ETA se encuentran sometidos a una férrea vigilancia en el centro penitenciario de Huelva

Huelva Actualizado: Guardar
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Al módulo 16 de la cárcel de máxima seguridad de Huelva, los mismos presos lo conocen como la «jaula de oro» por el férreo control al que están sometidos sus ocupantes en cada uno de sus movimientos y comunicaciones, tanto de puertas adentro -en el mismo penal- como las externas.

Aquí, bajo el régimen para los internos de especial seguimiento (FIES 3), cumple condena el asesino de Miguel Ángel Blanco, Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote», junto a otros miembros de la banda. A un corto paseo, en el módulo 9 (mujeres), separados por algunos patios y vallas, está la compañera sentimental del terrorista, Irantzu Gallastegi Sodupe, la mujer que hace ahora 20 años asaltó en Ermua al concejal del PP cuando se disponía a acudir a su trabajo.

Condenado a 450 años de prisión, «Txapote» rehúsa cualquier beneficio penitenciario

Con una condena superior a los 450 años de cárcel por una lista de asesinatos entre cuyas víctimas están, además de Blanco, Fernando Buesa y su escolta, Jorge Diez Elorza; Fernando Mújica; Gregorio Ordóñez; José Luis López de Lacalle; y dos guardias civiles en Huesca, «Txapote», integrado en la línea dura de la banda, elude cualquier beneficio o redención de condena. Al menos, de momento.

Sin embargo, en intramuros, su posición antibeneficios del sistema judicial o penitenciario español no es tan férrea. El que fuera jefe militar de ETA desde 1996 hasta su detención en 2001 requirió al Juzgado poder comunicarse con su compañera durante los turnos de visitas.

La Secretaría General de Instituciones Penitenciaras, dependiente del Ministerio de Interior, rechaza que sea una situación excepcional o suponga privilegio alguno para los etarras sino que se trata «un derecho de la totalidad de los reclusos». La pareja, afirman desde Interior, tiene concedida la autorización para comunicar juntos por auto emitido desde el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciara y los presos comunes que cumplen condena en las mismas penitenciaría y no gozan de esta situación en pareja «es porque no lo habrán solicitado», aseguran las mismas fuentes.

Aislados

Hay casos similares, dentro de miembros de la banda terrorista. Hasta la pasada primavera, la ex miembro de los comandos Araba y Barcelona, Nerea Bengoa Ziarsolo, estuvo comunicando con su pareja, el asesino del ex ministro socialista, Ernest Lluch, Fernando Garcia Jodrá, reagrupado en la cárcel de Huelva desde 2011.Bengoa salió el pasado marzo de la prisión onubense tras cumplir una condena de 20 años por pertenencia a la banda armada y distintos delitos vinculados al terrorismo.

Los presos de la banda armada internados en Huelva no guardan relación alguna con el resto de la población reclusa. Los miembros de ETA salen a patios específicos (que son para su uso exclusivamente), comen en sus respectivas celdas y realizan dos salidas al patio, que son distintos según el horario (mañana o tarde).

Los internos de especial seguimiento disponen de una sala de estar en la mañana, que cuenta con televisión, una mesa de ping-pong y una habitación que hace las veces de gimnasio, a la que los miembros de ETA pueden acceder dos veces por semana, siempre por separado de uno en uno. Por la mañana, pueden acceder también a ordenadores dos o tres veces por semana (sin conexión a internet) o solicitar hasta dos libros a la semana.

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