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El vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, tras la Ejecutiva del partido. - EFE

El harakiri de Rivera: Ciudadanos reconoce errores en la planificación de la campaña

El partido asume errores de comunicación y estratégico al plantear una campaña muy institucional y poco beligerante. «Fue la campaña más de un presidente que de un aspirante», reconoce José Manuel Villegas, número dos del partido

Madrid Actualizado: Guardar
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Ciudadanos celebró ayer por la tarde una reunión de su Ejecutiva nacional que se prolongó durante cerca de tres horas y lo hizo con un punto central en el orden del día: evaluar el motivo que llevó al partido a obtener un resultado por debajo de las expectativas.

El discurso oficial del partido parte de la base de que el resultado es muy positivo para un partido que hace un años apenas tenía un 3% de intención de voto en las encuestas. Pero ya se admite sin cortapisas que el resultado, muy por debajo del listón que el propio Rivera se impuso, estuvo limitado a la baja por «errores propios».

El líder del partido estimaba tan solo una semana antes de las elecciones que su partido podría rebasar los cinco millones de votos.

Finalmente logró 3,5 millones. Y el partido cree que ese millón y medio largo de votantes que no logró movilizar respecto a las encuestas se debió a varios factores. En primer término el partido reconoce que «fallaron en los debates», tanto en los que Rivera fue el protagonista como en la de otros portavoces.

El jefe de la campaña del partido y mano derecha de Rivera, José Manuel Villegas, vino a presentar una enmienda casi a la totalidad de la campaña que él mismo ha dirigido, en una escenificación de autocrítica inédita. El partido trabaja en la elaboración de un informe que todavía no está cerrado, y que pretende completarse cuando se conozcan los resultados de la encuesta poselectoral del CIS, para así evaluar con mayor rigor los flujos de transferencia de voto.

Villegas defendió en un primer término el «éxito indudable de Ciudadanos en este ciclo electoral» que empezó con las elecciones europeas de mayo de 2014. Pero a partir de ahí comenzó una serie de autoreproches. La primera a la que aludió el número dos del partido fue que la enorme precampaña que plantearon, presentando medidas desde el mes de febrero, les hizo llegar a la campaña «sin novedades que ofrecer». A lo que se refirió coloquialmente como no haber guardado «balas» durante la campaña.

El partido cree también que su estrategia para llegar a la campaña en el punto más alto de su expectativa de voto, con estimaciones en torno al 20%, les hizo convertirse en el «centro de la campaña y de los ataques de otros partidos», frente a otras opciones que «habían quedado más relegadas», en clara alusión a Podemos, que presentó su campaña en clave de remontada.

Esa posición de partida llevó a la formación a plantear la campaña con un perfil excesivamente institucional. Se quiso hacer de Rivera un presidente sin serlo. «Fue la campaña más de un presidente que de un aspirante», reconoción Villegas, que asumió así el error de plantear una estrategia, que se vio perfectamente en los debates, muy poco agresiva. Lo contrario que se espera de un aspirante, que acude además con la etiqueta de nuevo partido.

También aludió Villegas a defectos en la comunicación de su programa económico. Desde su punto de vista su programa es el mejor en ese aspecto, pero medidas como el contrato único o el complemento salarial no se explicaron de manera adecuada.

En esos defectos de comunicación influyó la «falta de formación para los portavoces territoriales» que no supieron explicar aquellas cuestiones más complejas del programa y que cometieron errores de bulto en entrevistas, debates y actos. Villegas no dejó lugar a equívocos: «Ha habido falta de formación para los portavoces territoriales», que, excusó, «tienen mucha experiencia en el ámbito profesional pero poca en el político».

Esa cuestión conecta directamente con la organización territorial del partido. «Ciudadanos es un partido que ha crecido muchísimo en el último año y medio», defendió Villegas, que no dudó en reconocer que falta tanto estructura de partido como «elementos de coordinación» entre las diferentes estructuras territoriales.

Un ejercicio de autocrítica que por el momento no derivará en cambios orgánicos en la estructura del partido, a la espera de que en las próximas semanas se concrete la composición del grupo parlamentario, un escaparate que también ofrecerá nuevos perfiles en el partido y dejará a Rivera un papel más reservado a «hitos» concretos y evitando tanta exposición.

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