Juan Carlos Girauta, portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos
Juan Carlos Girauta, portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos - ISABEL PERMUY
ABC CHARLA CON LOS PORTAVOCES DE LOS PRINCIPALES PARTIDOS

Girauta: «Los que acompañan a Sánchez están encantados con un presidente débil»

El portavoz parlamentario de Ciudadanos advierte que un nuevo escenario electoral no garantiza un panorama diferente al que tenemos ahora, y pide al PSOE y al PP cerrar un acuerdo que evite la influencia de los secesionistas

Madrid Actualizado: Guardar
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Será la voz de Albert Rivera en el día a día del Congreso. Juan Carlos Girauta deja atrás año y medio como eurodiputado en Bruselas. Histórico del antinacionalismo en Cataluña y primerizo de Ciudadanos en sus orígenes en Cataluña, su condición de autor del libro «La verdadera historia del PSOE» le convierten no solo en representante público sino en analista de la situación que atrapa a Pedro Sánchez. Y duda: «No se si se parece más a González o a Zapatero».

¿Qué opina del pasado a un lado de Rajoy?

Él puede creer que con esta jugada va a conseguir algo más adelante y yo es lo califico de tacticismo. España no está para tacticismos.

¿No es lo que ha hecho Pablo Iglesias?

Lo primero que debo decir es que si esto es lo que Podemos considera como nueva política se ha equivocado. Es temerario cuando uno ha quedado tercero postularse como vicepresidente y nombrar ministros, que es una prerrogativa del presidente. Nos permite constatar que todo lo que no sea una alternativa constitucionalista es poner el Gobierno en manos de secesionistas, porque sin ellos seguirían teniendo más votos en contra. Espera captar al PNV o ERC con voto afirmativo. Es un disparate. Las cosas se hacen al revés de como las ha hecho Iglesias. Los nombres son lo último y primero son los espacios de acuerdo.

¿Le preocupa esa suma?

Me preocupa mucho la posibilidad de que se forme un Gobierno semejante. Tendríamos un presidente sin proyecto político hipotecado y en manos de aquellos que sí tienen un proyecto político claro que es disgregador y contrario a la igualdad entre españoles, que es contrario a la solidaridad territorial. Y que con la abstención activa de ERC y DiL, que quiere decir que aquellos que pretenden desconectar de la legalidad española ven con esperanza un Gobierno semejante. Solo por eso nosotros ya lo vemos con toda la desconfianza del mundo.

¿Ve un problema de estabilidad?

Veo que el señor Sánchez sin tener un proyecto va a por una presidencia que contraviene las propias decisiones de su comité federal. Es un modelo que se apoya en aquellos que sí lo tienen, y consiste en negar que el sujeto de soberanía único es el pueblo español y la indivisibilidad de España. Artículos 1 y 2 de la Constitución. Y que tienen en el derecho de autodeterminación el aglutinante de esas formaciones. Y todo eso avalado por la vía de la abstención de los partidos que tienen en Cataluña el Gobierno que se proponen en 18 meses la desconexión y el desacatamiento de la legalidad española. Pues eso lo vemos con enorme preocupación. Los que acompañan a Sánchez están encantados con un presidente débil. Nosotros conocemos perfectamente a aquellos que invocan el principio de autodeterminación. Esa gente lo que quiere es un Gobierno de España débil, por definición. Es perverso que los socios con los que tu sumas se te sumen porque te ven débil.

¿Nunca habría una abstención para Sánchez en esas condiciones?

Siempre será un no. Es un disparate imaginar otra cosa. Siempre tendrá garantizado el no. Mi experiencia me dice que el nacionalismo catalán se mueve y hace sus grandes apuestas cuando huele un Gobierno débil en España. Podemos es un socio en el que no se puede confiar. No por Pablo Iglesias, si fuese el último interlocutor igual se podría hablar con él, pero es que son una colección de formaciones.

Se dice que Sánchez está atrapado, ¿cómo lo ve usted?

Depende de cómo encaje la oferta de Iglesias, en la medida en que le de pábulo…

Él no ha cerrado la puerta

Más allá de los tiempos socialistas, el ritmo lógico es buscar espacios de acuerdo. El PSOE tiene dudas de si está en un espacio constitucionalista o no. A Sánchez no le puedo juzgar. No se si se parece más a González o a Zapatero. Más allá de su negativa a un entendimiento con el PP no veo otras afirmaciones.

Sánchez propone un pacto a tres con ustedes y Podemos

Esto no va a pasar. No por cordones sanitarios que nosotros establezcamos, sino porque, no podemos acordar líneas de gobierno con gente que está diciendo que va a crear un ministerio de plurinacionalidad. Es un disparate. Con Podemos nos podríamos combinar en cuestiones muy precisas, pero no alcanzar acuerdos de Gobierno.

¿Le ha robado Pablo Iglesias la iniciativa?

Pablo Iglesias ya ha tenido varios fracasos desde que empezó la legislatura. Ante esos fracasos políticos, como problemas en la toma de decisiones internas, busca el foco con una propuesta vistosa, con una serie de ministros en la sombra. No es serio ni conviene, cuando se habla de cosas tan serias como el Gobierno de España, una estratagema de tipo mediático.

¿No queda Ciudadanos algo aislado al no ser una fuerza decisoria?

La aritmética es determinante. Nosotros queremos el entendimiento con el constitucionalismo. Desde el punto de vista cualitativo, yo creo que desde el primer día que se constituyó esta cámara que Ciudadanos es una formación utilísima para la democracia española, que aporta consenso, que aporta diálogo. Que rompe con dinámicas de aislamiento. No niego que no somos decisivos, pero sí lo somos para intentarlo, a veces teniendo éxito, como ha sucedido con la Mesa. Y recordando que si se repiten las elecciones será un fracaso. Nada garantiza que una repetición electoral vaya a dar un marco más estable o más cierto que el que tenemos ahora.

¿Ustedes apuestan por un entendimiento que a día de hoy parece imposible?

PP y PSOE, sea quien sea, nos tienen que traer la abstención del otro. Y entonces nosotros con nuestra abstención nos comprometemos a la estabilidad y a la materialización de reformas de calado en el sistema. Y especialmente la posibilidad de que la gran mayoría de españoles que ha votado opciones constitucionalistas no esté condenada a ser gobernada por aquellos que no creen en esos valores básicos y fundacionales.

¿Descongelar esa relación pasa por relevos en los liderazgos?

Si no hay manera humana de que se pongan de acuerdo, a lo mejor hay otro capítulo en el que viene otra persona, otro líder que tiene más capacidad de diálogo. Nosotros no entramos en las cosas domésticas, ahora, es verdad que cuando en esas casas abren los balcones y te enseñan sus vergüenzas nadie te puede acusar de que la señales. Si vienen con eso a lo mejor se abren otras posibilidades, pero nosotros no proponemos otros nombres ni proponemos nada.

¿Pero lo contemplan?

Podría ser, pero no como una petición ni algo que salga de nosotros. Para nosotros esa no es la causa, nosotros nos fijamos en contenidos y en que no haya hipotecas con separatistas.

¿Se ha despojado ya del pesimismo tras los resultados electorales?

Tengo que decir que no hubo pesimismo, lo que hubo fue autocrítica. Y si fuera pesimismo nos tendríamos que meter en un monasterio hasta que saliéramos optimistas. Porque el político tiene que ser optimista, forzosamente. Tiene que ver soluciones donde otros no las ven. Siendo cierto, que lo es, que de 0 a 40 hay una enormidad, te preguntas si podía haber ido mejor. Ahí nosotros detectamos una serie de errores en la segunda mitad de la campaña. Se hizo esa autocrítica y estamos tranquilos. Ahora estamos concentrados en formar un grupo potente, que como se ha hecho desde la sociedad civil y estamos aprovechando estos primeros días para dar formación de tipo parlamentario a los nuevos diputados.

¿Conoce a Carlos Puigedemont?

No personalmente. Se que viene originalmente del independentismo. No es Artur Mas, que se convierte, sino que lo es desde siempre.

¿Prefiere al original o al advenedizo?

Yo siempre prefiero al original. Porque puesto al debate y a la polémica que necesariamente va a haber, yo es que de la fe del converso me fio poco. Sobre Artur mas siempre ha pesado la duda de si estaba haciendo un gran farol. Un gran farol que se le va de las manos antes de enseñar las cartas. ¿Era farol? Queda un enorme interrogante. En el caso del seño Puigdemont no es farol.

¿Entonces le preocupa más?

No, porque como Puigdemont no tiene que sobreactuar… Es que esto es un poco paradójico. Él no genera el malestar que representaba Artur Mas. Era una cosa de incomodidad. Era una preocupación permanente y la transmitía. Y eso era muy molesto, creaba un ambiente de crispación. Y era muy difícil la interlocución porque era un hombre completamente tozudo. Puigdemont no debe forzar nada porque para él esto del independentismo es lo más normal del mundo. Es muy libre de serlo. Yo solo juzgo si se ajusta a los cauces legales o no. ¿Este hombre se sale de la ley o no se sale de la ley? De momento hay una cosa que está fuera de cualquier normalidad democrática que es ese pronunciamiento del Parlament todavía con Artur Mas, luego esta esa rara promesa que él hizo, pero luego ha dicho que él no va a hacer una declaración unilateral de independencia. Eso nunca lo había dicho Artur Mas. Sin embargo Puigdemont si lo ha dicho.

¿Se frena entonces el proceso?

Yo creo que el proceso se frena. No porque Puigdemont quiera. Sino porque Artur Mas estaba en una huida hacia delante de tipo personal y Puigdemonte es un hombre que el día antes de que lo designaran no sabía ni que estaba siquiera en las quinielas. Él se entera dos horas antes de que va a ser presidente. Y no viene con esa inercia del que está huyendo hacia delante. Se encuentra aquello, piensa en cómo administrarlo, y sorpresivamente por primera vez se sale del plan detalladísimo del que no se había salido Artur Mas. Pero Puigdemont sí. Yo lo valoro esto. Si él no va a declarar la independencia será porque espera una negociación. Bueno, pues que lo intente.

¿Artur Mas no está entonces detrás de Puigdemont?

Creo que se han equivocado los que han pintado a Puigdemont como un títere de Artur Mas Y creo que se equivocan por una razón muy sencilla: la razón hace al órgano. En el momento en el que el señor Puigdemont ya es el presidente y el seño Artur Mas ya no es nada… En ese instante uno se puede ir ganando la autoritas cada día que pasa. Porque el poder efectivo ya lo tiene. Ya no es de Mas, es de Puigdemont. Y la autoridad se la puede ir ganando poco a poco. Si el señor Mas creía que iba a teledirigir el proceso se equivoca. El poder tiene su propia lógica, y la púrpura es la púrpura. «Y ahora el cargo es mío». Se creía que iba a hacer «un Medveded».

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