La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y Pablo Iglesias
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y Pablo Iglesias - Jaime García

El gesto de Carmena hacia Leopoldo López agrava la tensión con Pablo Iglesias

Aunque públicamente se defendió a la alcaldesa por su apoyo al preso venezolano, en Podemos preocupa que vaya por libre

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Pablo Iglesias sabe que tiene un problema en Madrid. Sin revalidar el poder en la capital de España en 2019 es impensable avanzar electoralmente. Y la política de la actual alcaldesa no solo no suma sino que resta a la formación morada.

La última china en el zapato que ha colocado Carmena hace unos días al líder de Podemos fue su disposición a recibir a la familia del preso político venezolano, Leopoldo López, contra la opinión de seis concejales de Ahora Madrid (confluencia que gira en torno a Podemos) y la relevante adhesión de su mano derecha, la edil Marta Higueras, alejada también del equipo morado.

El enfado de los seis representantes populistas (Mauricio Valiente, Rommy Arce, Pablo Carmona, Montserrat Galcerán, Yolanda Rodríguez y Carlos Sánchez Mato) por el guiño de la alcaldesa a la democracia en Venezuela es ya un clamor en el Ayuntamiento.

La dirección de Podemos optó esta semana por apagar el fuego, por lo menos públicamente. De hecho, el propio Iglesias acudió a «Los Desayunos de TVE» y explicó que hay que «distinguir» lo que es una posición política de una relación institucional.

El mismo relato que defendieron todos los responsables del partido en sus intervenciones en los medios. Sin embargo, el malestar de los dirigentes de Podemos, según admiten en privado, con la posición de Carmena es cada vez mayor.

En esa clave se inscribe el rechazo de seis ediles de Ahora Madrid a la propuesta de PP y Ciudadanos a favor de recibir a los familiares de los presos de la dictadura venezolana a la que se sumó Carmena.

«No hay presos políticos»

De hecho, la dirección de Podemos tiene como uno de sus principales mandamientos no reconocer nunca que existen presos de conciencia en el régimen de Nicolás Maduro y, por tanto, eludir cualquier compromiso humano o político con ellos.

La falta de sintonía en esta materia tan sensible entre Carmena e Iglesias da idea de sus diferencias estratégicas, evidenciadas en los casi inexistentes contactos entre ambos, tanto de índole privado como público.

En la formación morada se lamentan de que uno de los símbolos del «cambio político» que suponía la entrada de sus representantes en el primer Ayuntamiento de España (al igual que ocurrió con Ada Colau en Barcelona) no se haya traducido en un discurso ganador sino en una fuente de disensiones.

La primera señal de que la exjueza no se mantendría en la disciplina del partido se manifestó cuando se negó a participar en las campañas electorales de Iglesias. Asimismo, la regidora se ha ufanado siempre de desligarse de los que llama «líderes políticos» (entre los que incluye, naturalmente, al secretario general de Podemos) reivindicándose ajena al «sometimiento a una serie de imperativos y consignas» de los partidos.

En Podemos se tiene claro que sin retener la Alcaldía de Madrid (conseguida por un pacto con el PSOE) y conquistar la Comunidad autónoma es muy difícil que el partido detenga el descenso de votos que tanto le preocupa: un millón entre diciembre de 2015 y junio de 2016.

De ahí que Iglesias lleve intentando desde hace meses que el que ha sido su número dos, Íñigo Errejón, asuma la candidatura madrileña. Aunque su primera intención fue trasladar a su rival a la política municipal, con el objeto de sustituir a Carmena que ya ha anunciado que no repetirá, finalmente Errejón optó por asumir el cartel que competirá en 2019 con Cristina Cifuentes.

Dentro del Consistorio las relaciones entre los mismos integrantes del grupo de Ahora Madrid no es mejor que la que mantienen Carmena e Iglesias.

El alejamiento de la alcaldesa de las bases que llevaron a su candidatura a la alcaldía de Madrid se ha agravado en los últimos meses. Como ha ocurrido con sus enfrentamientos con el líder de Podemos, su carácter autónomo y posibilista tumba, en asuntos como la okupación o los desahucios, las demandas rupturistas de algunos sectores del partido de Iglesias.

El desdén de Carmena

En esta formación no se perdona que Carmena desdeñe que su aterrizaje en Ahora Madrid fue decidida por Podemos. Y muy en concreto, según recuerdan, «se debe al acierto de uno de sus responsables municipales, Jesús Montero, que vislumbró que su perfil más amable concitaría el apoyo de una base social más amplia que la que habitualmente opta por el populismo».

Y así fue: aunque perdió por un escaño frente al PP, Ahora Madrid (formada por Podemos, Ganemos, Equo y exmilitantes de IU) obtuvo en las elecciones del pasado 24 de mayo 20 concejales a los que sumó los 9 del PSOE de Pedro Sánchez.

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