JOSE RAMÓN LADRA

Garicano y el anhelo nórdico

El responsable económico de Ciudadanos presenta su nuevo libro seguido desde la primera fila por la ex ministra socialista, Cristina Garmendia, y haciendo suyo el mensaje regeneracionista: «Esto no es como la lluvia en Londres, esto se puede cambiar»

Madrid Actualizado: Guardar
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Desde que Luis Garicano pasó hace algo menos de un año a la primera fila de la política nacional, cada vez que uno se topa con él se encuentra a un señor más delgado. «Es muy cansado, pero está siendo un momento fascinante», reconoce al terminar anoche en Madrid la presentación de su nuevo libro. En «Recuperar el futuro: doce propuestas que cambiarán España», escrito junto a Toni Roldán, uno se encuentra lo que es en esencia el programa económico de Ciudadanos. Aunque todo evoluciona tan rápido en política que las previsiones de reducción de impuestos que plantean ya se han quedado antiguas.

No es por tanto, el programa económico lo que llega a las librerías, sino la tesis de un economista como Garicano que, junto a su discipulo más aventajado (Roldán) y el inspector de Hacienda Francisco de la Torre, constituyen el tridente económico de la formación que pretende abanderar el cambio político en España.

Ayer, durante la presentación afirmó que «hay que tener ambición en España» para cambiar las cosas porque «esto no es como la lluvia en Londres, esto se puede cambiar». Un discurso económico que tiene palabras clave como «productividad», «competencia» o «reformas» como ejes de un sistema que logre cambios reales frente al PP y al PSOE que «no han tenido demasiado interés, por falta de voluntad política» para generar cambios en la educación, el mercado laboral o la lucha comtra la corrupción.

Un libro que pretende exponer las «urgencias» de una economía que a juicio de los autores no ha corregido sus graves desequilibrios y sigue arrastrando vicios de los tiempos del franquismo. Fue precisamente con su anterior libro, «El Dilema de España» como Garicano llamó la atención de Albert Rivera. Una cena entre ambos en noviembre de 2014 dio lugar a una estrecha colaboración que ha terminado por convertir a Garicano en una de las personas más mediáticas e influyentes del nuevo partido. En la escala jerárquica del partido el responsable de Economía solo reporta con el propio Rivera y con su número dos, José Manuel Villegas.

Aquella noche Rivera le dijo que si estaba dispuesto a poner en un programa político las ideas que planteaba en su libro. Ese «dilema» entre ser Dinamarca y ser Venezuela, que a Garicano siempre le gusta puntualizar que fue enunciado antes de que existiese Podemos. El anhelo nórdico es constante en el discurso económico de Garicano. Un investigador que rechazó continuar en la Universidad de Chicago, mucho más atraído por la vida en Europa. Lo que Garicano aplicó a su vida personal lo traslada directamente al programa de Ciudadanos. «Yo creo que las economías del norte de Europa son más humanas. La gente trabaja bien, pero no hay unos horarios enormes», le gusta decir habitualmente. «Ese modelo de capitalismo salvaje estadounidense no es lo que nosotros defendemos».

La presentación de su libro tuvo la parte morbosa de un Albert Rivera sentado en primera fila junto a la ex ministra socialista Cristina Garmendia. El resto discurrió como un acto muy académico en el que Garicano se guardó mucho de no desvelar las claves del programa de reforma institucional que el partido presenta mañana en sábado. La clave de bóveda será, eso sí, «luchar contra la partitocracia». El mutismo se ha apoderado de los dirigentes del partido en las últimas semanas. Una suerte de cerrojazo informativo que pretende desvelar de golpe un «ambicioso» programa de reformas que plantearán reformas en el Senado, el poder judicial, la ley electoral y los organismos reguladores.

Es la idea del «Big Bang» institucional que Roldán se encargó de explicar durante la presentación del libro a partir del ejemplo de Suecia en la segunda mitad del siglo XIX. El ejemplo de cómo una sociedad instalada en la corrupción y un mal equilibrio democrático puede encontrar un nuevo camino activando determinadas «teclas»(reformas) a la vez.

El mercado de trabajo y la Educación son las dos obsesiones de un programa que Garicano no se atrevió a desvelar, mientras miraba de reojo a la primera fila desde la que Rivera lo escrutaba, si preferiría llevarlo a cabo con Jordi Sevilla (PSOE) o con Álvaro Nadal (PP). Garicano, que destila emoción cuando habla en privado de lo que está suponiendo para él esta etapa política, dice que le «cuesta» imaginarse como ministro de Economía. Aunque a renglón seguido sí admite en haber pensado ya quién le gustaría que le acompañase en las carteras de Empleo o Industria. «Sería un Ejecutivo de primer nivel profesional».

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