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El fical jefe Anticorrupción, Manuel Moix EFE
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Moix, un «extraño» en Anticorrupción

Fue el único aspirante a presidir la Fiscalía Anticorrupción que procedía de fuera de «la casa», una condición que en teoría le benefició pero que ha terminado por propiciar su caída

Madrid Actualizado: Guardar
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Fue el único aspirante a presidir la Fiscalía Anticorrupción que procedía de fuera de «la casa», una condición que en teoría le benefició en su nombramiento y que ahora ha supuesto su caída.

Acorralado por las tensiones que ha generado su aterrizaje y por la posesión de una participación en una empresa en Panamá, Manuel Moix (1958) llegó a la jefatura de esta Fiscalía desde el Tribunal Supremo, en cuya Sala de lo Contencioso-Administrativo estuvo destinado desde 2015.

Entre sus primeros destinos destacan sus actividades en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, donde participó en la investigación del «Caso Atocha», sobre las presuntas irregularidades cometidas por responsables políticos en beneficio de «Construcciones Atocha» o empresas afines.

En diciembre de 2000 fue nombrado fiscal de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado y casi tres años después, en julio de 2003, presentó su candidatura a la jefatura de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Sustituyó en ella a Mariano Fernández Bermejo y desempeñó una labor «discreta y eficaz».

Desde ese cargo ordenó la detención de Rodrigo Rato, mientras registraban su casa y domicilio, una decisión que no gustó en Anticorrupción y que provocó la imagen en la que un agente ponía la mano en la nuca de Rato para que entrara en un coche.

Después, la entonces fiscal general Consuelo Madrigal le otorgó la investigación a Anticorrupción. En esta etapa, también acusó y consiguió inhabilitar al juez Elpidio Silva -el juez que ordenó encarcelar al expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa- y que fue inhabilitado por 17 años y medio por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Moix también se vio envuelto en polémicas como la decisión de calificar de falta y no de delito el incidente de tráfico que protagonizó Esperanza Aguirre en la Gran Vía pese a que la Audiencia de Madrid consideraba que debía investigarse como un posible delito de desobediencia a la autoridad.

Y se opuso a imputar al que fuera jefe de la Policía Municipal de Madrid Emilio Monteagudo por la tragedia del Madrid Arena, quien finalmente fue juzgado y absuelto.

En septiembre de 2015 fue ascendido al Tribunal Supremo y en febrero de 2017, nombrado jefe de la Fiscalía Anticorrupción, pese a ser el único candidato que no trabajaba en ese departamento.

La llegada de Moix a la Fiscalía no tardó en convertirse en polémica tras aparecer su nombre en unas conversaciones intervenidas al expresidente madrileño Ignacio González con motivo de la operación Lezo. En ellas, González -en prisión por este caso- le comentaba al exministro Eduardo Zaplana sus preferencias por Moix, a quien definía como «un tío serio y bueno».

Además, trascendió que Moix se opuso a realizar algunos de los registros relacionados con el caso y procedió a adoptar numerosas polémicas decisiones, como sustituir a los fiscales del llamado caso del 3 por ciento.

Cuestionado por todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, el Pleno del Congreso le reprobó el 16 de mayo de 2017, junto al ministro de Justicia, Rafael Catalá y al fiscal general del Estado, José Manuel Maza, aunque ninguno de los tres fue cesado.

El 30 de mayo, una nueva noticia reavivaba la crítica política al trascender que Moix poseía el 25 por ciento de la sociedad Duchesse Financial Overseas, constituida en el paraíso fiscal de Panamá en 1988 y propietaria de un chalé en la localidad Collado Villaba (Madrid) valorado en 550.000 euros.

Acorralado por el escándalo de la sociedad de Panamá, y pese a que el fiscal Maza no ha visto comportamiento irregular, Moix ha optado por dimitir de su cargo, en el que solo ha permanecido 87 días.

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