Susana Díaz, ayer en Sevilla, con asociaciones de viudas andaluzas
Susana Díaz, ayer en Sevilla, con asociaciones de viudas andaluzas - Efe

Díaz prepara su candidatura para liderar el PSOE

Sus movimientos y el posible regreso de Pedro Sánchez para las primarias reavivan la tensión en el partido

Madrid - Sevilla Actualizado: Guardar
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Susana Díaz está en la carrera para liderar el PSOE. Sólo le queda confirmarlo públicamente pero ya no lo niega. Pretende compatibilizar la presidencia de la Junta y la Secretaría General del PSOE. Y se está tomando este tiempo para demostrar que es posible, de manera que se vaya percibiendo como algo normal algo que hoy por hoy muchos barones, cuadros y militantes de otras federaciones del PSOE no ven.

El precedente de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP -en el PP no es máximo cargo de la ejecutiva como en el PSOE- y presidenta de Castilla la Mancha, pesa.

Pero Díaz cree eso no es un obstáculo. Ya hay barones que le animan a esa compatibilidad, como el presidente valenciano, Ximo Puig, que ayer, en un desayuno de Europa Press en Madrid, dijo que «es posible»

aunque apuntaba que puede haber «otras vías» por las que emerjan los liderazgos que no son las federaciones territoriales.

Puig, bajo la atenta mirada del portavoz de la gestora socialista y hombre de confianza de la presidenta andaluza, Mario Jiménez, alertaba en Madrid de las «falsas unidades» que pueden esconderse tras una candidatura única.

El valenciano sabe que Pedro Sánchez no ha descartado ni mucho menos competir con la andaluza y este sábado reaparecerá en una mesa redonda en Xirivella (Valencia) en medio de una expectación inusitada en el PSOE.

Y es que, aunque lo deseara fervientemente, Díaz va a huir de proyectarse como única alternativa al liderazgo de la reconstrucción. Generaría más desafectos que apoyos. Y su amenaza no es solo Sánchez en primarias; ahí está agazapado el exlendakari Patxi López como «tercera vía» entre ambos.

Por eso, la andaluza no se posiciona sobre las recientes declaraciones de Ramón Jáuregui, un felipista «pata negra», a favor de una candidatura «única» pactada para la Secretaría General, que el líder vasco defiende para evitar que una «tensión personal» prorrogue la división. En Andalucía están gestionando los tiempos y habrá que esperar -Jáuregui situaba en septiembre de 2017 la fecha de la renovación-.

El penúltimo en salir ha sido Eduardo Madina quien no ve pegas en que la andaluza ostente los dos cargos, el institucional y el orgánico. Su argumento era irrefutable, «los estatutos del partido marcan las incompatibilidades y no aparece por ningún lado».

Claro que también tiene voces en contra que se mostraron airadas ayer en la reunión del grupo parlamentario socialista en el Congreso. César Luena y Odón Elorza, entre otros, criticaron a la gestora, «que está dejando que desde Andalucía, Susana Díaz destroce al grupo parlamentario».

Líder europea

Mientras, Susana Díaz está entrenándose en compatibilizar. Su agenda lo refleja. El portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, anunciaba ayer que la presidenta viajará la próxima semana a Bruselas.

Va a «exigir un giro de la política económica de la UE que contribuya al crecimiento y la reducción del paro y que acabe con la brecha de desigualdad».

Lo hará con una «apretada» agenda para entrevistarse con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz; la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini; la comisaria de Política Regional, Corina Cretu, y el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, además de reunirse con Gianni Pittella, presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, y de realizar una intervención ante los diputados socialistas en la Eurocámara.

La intención de Díaz es proyectar una agenda internacional alternativa a la de Rajoy y dejar el mensaje entre los líderes socialistas europeos de que hay que «poner fin a la política de austeridad a ultranza que tanto daño ha causado a los países del Sur».

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