Despedida y cierre de la legislatura del vértigo

De carácter extraordinario, el Consejo de Ministros convocado para el próximo lunes aprobará el real decreto de convocatoria de las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, un documento que, con la firma del Rey, será publicado en el BOE al día siguiente. De las Cortes de la Décima Legislatura, disueltas desde ese mismo momento, solo quedará el eco, unos puntos suspensivos que se prolongarán hasta el final del otoño y cuyas sesiones, de memoria, van a quedar como expresión del bipartidismo que las nuevas fuerzas emergentes quieren liquidar.

Tiene la Décima Legislatura los días contados, pero no un sistema parlamentario de reparto y relevo –izquierda y derecha, con eje en el centro– que se resiste a sucumbir ante el ímpetu renovador, si no revolucionario, que dejó entrever la crisis económica y que a través de la indignación puso fin al conformismo de la sociedad española frente a lo que algunos llamaron casta, vicios sistémicos que pueden ser combatidos desde dentro, como hasta ahora, o desde fuera.

Gane quien gane, y pierda quien pierda, las Cortes de la undécima legislatura empiezan donde terminan los puntos suspensivos que atraviesan un otoño de campaña, promesas, sondeos y muchos titulares. La democracia misma.

El 20 de diciembre de 2011 Rajoy tomaba la alternativa al ser investido presidente del Gobierno para la X Legislatura, relevando en e puesto a José Luis Rodríguez Zapatero. Mariano Rajoy se convertía así en el sexto presidente del Gobierno en la democracia española tras ser investido por 187 votos a favor. Votaron «sí» once diputados más de la mayoría absoluta, de los 350 diputados que copan la Cámara Baja (los que suman los 185 del PP, el diputado de UPN, Carlos Salvador y el diputado de FAC, Enrique Álvarez Sostres) y le han dieron un voto contrario a su investidura como jefe del Ejecutivo 149 parlamentarios, los de ERC, CiU, PSOE, los diputados de UPyD, el grupo IU-ICV-CHA y el diputado de Compromís-Equo y los parlamentarios de BNG.

Siete días más tarde, el 27 de diciembre de 2011, Don Juan Carlos abría las sesiones de la décima legislatura, la del cambio, cuyo cierre firmará su hijo Felipe. Su Majestad el Rey pidió a los políticos que afronten su «trabajo con eficiencia, honestidad y trabajo», a quienes instó a «reforzar la confianza en las instituciones».

El 25 de marzo de 2014, la muerte de Adolfo Suárez ponía en valor los logros de la Transición. Tres días de luto y un funeral de Estado que contó con la presencia de las más altas autoridades del país. Las honras fúnebres a Suárez, como ya ocurriera con su sucesor el cargo Leopoldo Calvo-Sotelo, incluyeron también 24 horas para que los españoles presentaran sus respetos al expresidente del Gobierno.

El 8 de abril de 2014 el Congreso mostró la unidad de España rechazando la consulta propuesta, que no defendida, por Artur Mas. El debate de sobre la petición del Parlament catalán de realizar una consulta soberanista generó un aluvión de peticiones de políticos catalanes, sobre todo CiU, PSC y PPC, que deseaban seguir la sesión en directo en el Congreso, algunos de ellos cargos electos. Las solicitudes se acumularon hasta completar las tribunas de invitados de manera que la Cámara Baja, que decidió habilitar dos salas del Palacio con televisiones para dar respuesta a estas solicitudes y permitir que los interesados puedan seguir el debate en directo.

No es hasta el 11 de junio de 2014 cuando el Congreso aprueba y hace efectiva la abdicación de Juan Carlos I, que ponía fin a cuatro décadas de reinado. A las 12.44 horas de ese miércoles, el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, leía el resultado de una de las votaciones más importantes de la legislatura, y de la democracia, y que ha dado luz verde al proyecto de ley orgánica que hace efectiva la abdicación de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos. Votaron 341 diputados, con 299 votos a favor, 19 en contra y 23 abstenciones. «Queda aprobado el proyecto de ley orgánica, y se remitirá inmediatamente al Senado. Se levanta la sesión», ha afirmó Posada.

Ocho días más tarde, el 19 de junio de 2014, Don Felipe es proclamado Rey en una solemne sesión conjunta celebrada en el Congreso, donde el nuevo Rey ofrece una monarquía renovada «para un tiempo nuevo». Con 76 años, su padre, el joven que juró el 22 de noviembre de 1975 servir al pueblo español echa su última rúbrica para lo que considera otro gesto en pro de su país: ceder la Corona a su Heredero, a quien definió como «el mejor preparado» para ser Monarca

El 26 de junio del mismo año, Alfredo Pérez-Rubalcaba anuncia su retirada y acelera la crisis del PSOE. «Como presidente del Congreso, le quiero agradecer su labor en estos años en el escaño, en el que ha dado categoría y altura a la función de diputado. Siempre será recordado como una gran figura del parlamentarismo del siglo XXI», dijo Jesús Posada.

Pedro Sánchez tomaba su relevo el 10 de septiembre y se estrenaba en el Congreso de los Diputados como líder de la oposición. Se estrenó en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados con una crítica a la política económica de Rajoy.