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José María Aznar, en una conferencia de Faes - ISABEL B. PERMUY

Aznar ataca a Santamaría por «asumir el relato» de los adversarios

Faes critica los complejos del Gobierno de Rajoy y su «gesto de resignación»

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Justo antes de acudir a la sesión de control en el Senado, a las cuatro de la tarde, el Gobierno de Mariano Rajoy se encontró con un duro ataque de la Fundación que preside José María Aznar, por asumir a su juicio el «relato» político de los adversarios del PP en varios frentes, incluido el de Cataluña. La crítica, sin firma, va dirigida especialmente contra Soraya Sáenz de Santamaría, quien el día anterior aseguró en la Cope que fue un error que el PP y el PSOE no llegaran a un pacto sobre la reforma del Estatuto de Cataluña cuando se aprobó.

«La buena idea -apurar las posibilidades de diálogo con las autoridades de la Generalidad- no debería llevarse al extremo de reescribir una historia reciente en detrimento de las posiciones que el Partido Popular adoptó en su compromiso con la Constitución», asegura FAES en su comunicado.

La FAES de Aznar acusa al Gobierno no solo de «reescribir» la historia en detrimento del PP, sino también de hacer suyos los argumentos de sus adversarios. Entre líneas, se lee la acusación que esta institución dirige a Rajoy y sus ministros por una supuesta actitud acomplejada y tibia frente a lo que ha sucedido en España durante la crisis económica y ahora en el desafío independentista catalán.

Subida de impuestos

FAES se remonta a los tiempos de Zapatero para lamentar que el PP, con Rajoy a la cabeza, no supiera hacer frente a la idea de que eran los populares quienes «crispaban», y no el extremismo del PSOE de aquella época. También lamenta que se permitiera que calara la idea de que «el PP no sólo crispaba sino que, además, era enemigo de la paz». Y ya en el poder, «el Gobierno del PP asumió su etiqueta de desalmado recortador, con gesto de resignación, entre apelaciones a la ética de la responsabilidad y los dictados de Bruselas». «El Gobierno que había elevado los impuestos como nunca antes en España, haciéndolos recaer especialmente sobre su base electoral, pasaba por reaccionario», asegura.

El ataque de FAES al Gobierno de Rajoy no se detiene ahí. «Algunos portavoces del Gobierno o confunden conceptos o parecen aspirar a congraciarse con los prescriptores de la izquierda hablando de un aumento de la desigualdad “escandaloso” que no se ha producido».

Y por fin llega donde empezó, a la autocrítica asumida por Santamaría porque no se pactó con el PSOE en su día sobre el Estatuto. Aznar recuerda que el pacto no fue cuestión de esfuerzo, sino de que existía el Pacto del Tinell, un cordón sanitario que excluía a los populares de cualquier acuerdo.

En los pasillos del Senado, la vicepresidenta no quiso hacer ningún comentario sobre el «análisis» de Aznar. «Nada de nada», comentaron en su entorno. En La Moncloa se consideró que el expresidente del PP «se equivoca en su análisis e interpretación de las palabras de la vicepresidenta», porque lo que esta critica en realidad es «que el PSOE pactase con los nacionalistas catalanes en lugar de con el Partido Popular».

Tanto Rajoy como Sáenz de Santamaría se centraron en la sesión de control del Senado en mantener su oferta de diálogo a los independentistas, con un mensaje del presidente que bien podría ajustarse a las circunstancias más inmediatas: «Si alguien busca el enfrentamiento, a mí no me va a encontrar, porque yo busco el acuerdo y trabajaré por ello», advirtió. Santamaría también subrayó que cuando PP y PSOE se han distanciado en sus estrategias, «no han acertado».

Rajoy insistió en tender la mano a la Generalitat, para hablar de los «problemas reales» de los ciudadanos y no de asuntos inviables como el referéndum ilegal, y se permitió dar un consejo a la Generalitat de Carles Puigdemont: que se aleje de la CUP. «Huyan de quienes quieren acabar con todo. Huyan de los extremistas y de los que solo desean y buscan los enfrentamientos. Por ahí no van a ninguna parte».

Le replicó Josep Lluis Cleries, de la antigua Convergència, quien leyó una lista de reproches y agravios, exigió el referéndum sí o sí, y aseguró que la Generalitat catalana quiere un diálogo solo bilateral, sin condiciones y sin líneas rojas.

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