PNV: un logo «estilo Pepsi» con las esencias del siglo XIX

Nuevos diseños para viejas ideas. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) modernizó hace tres años su logo para rejuvenecer su imagen, aunque mantuvo su esencia fundamental: la bandera ikurriña vasca. Además, de forma idéntica a la de los demás partidos políticos españoles, el PNV ha optado por un diseño similar al de una marca comercial en el segundo rediseño de su símbolo, tras el lavado de cara que atravesó en 1992.

«El rediseño del imagotipo y del logotipo del PNV demuestra la homogeneización gráfica a la que están siendo sometidos los logos de los partidos políticos cada vez más parecidos a logos de marcas comerciales», explica Miguel Gosálvez, director de GW Creativos y profesor del Instituto de Gobierno y Marketing Político (CIGMAP) de la Universidad Camilo José Cela

. «Estoy seguro de que si reemplazamos en una lata de Pepsi su imagotipo por el del PNV un alto porcentaje no se daría cuenta», añade en tono de humor. «Este rediseño difumina la identidad original de forma exagerada».

En el caso de los nacionalistas vascos, el diseño es muy similar al de Pepsi, cuyo logo está inspirado en el yin y el yang, dos conceptos taoístas que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo. Más prosaico que el de la popular bebida americana, el diseño del PNV es una revisión de la agencia Publis del original de 1977, encargado a la agencia Aurman poco después de la legalización del partido.

El actual logo mantiene los colores de la enseña vasca, aunque su atrevido estilo ha despertado una gran polémica en el mundo del diseño, ya que los expertos suelen desaconsejar el uso de degradados. La elección de los colores, sin embargo, era fundamental, ya que tanto la enseña vasca, roja, blanca y verde, como el partido (y el propio nacionalismo vasco) comparten padre: Sabino Arana, un antiguo simpatizante carlista que creó la primera en 1894 y el segundo en 1895 inspirado en la defensa de los fueros vascos. Un objetivo que aún se recuerda cada vez que se menciona a sus militantes como «jeltzales» o «simpatizantes del JEL, acrónimo en euskera de «Dios y Ley vieja», una adaptación del viejo lema carlista «Dios, Patria, Fueros y Rey».