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El PP dinamita la imagen de Pedro Sánchez

Rajoy y sus colaboradores sacuden la figura del líder del PSOE poniendo de relieve su falta de lealtad, su inconsistencia, su parecido con Zapatero y el distanciamiento con Susana Díaz

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«El PSOE estaba mucho mejor con Rubalcaba que con usted». Con estas palabras pronunciadas en una sesión de control al Gobierno a finales de noviembre, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, inauguraba una ofensiva que amenaza poderosamente con distorsionar la imagen del líder de los socialistas, Pedro Sánchez. Algo que, según muchos dentro y fuera de su partido, se ha ganado a pulso.

La decisión de Sánchez, nada más alcanzar la cúspide del PSOE, de romper del acuerdo alcanzado en Brusela para apoyar la candidatura de Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea, unida a otras no menos arriesgadas, como renegar de la reforma constitucional que él mismo votó en 2011 dentro de un pacto promovido por José Luis Rodríguez Zapatero, le han hecho merecedor de una sombra de deslealtad.

En sus propias filas ha cundido esa desconfianza en la misma proporción que se sucedían las «ocurrencias» del líder: su exigencia de que los diputados lo sean con dedicación exclusiva, lanzada sin consultar a sus propios compañeros, molestó a toda la bancada socialista, que creyó ver el reproche de que no trabajan con suficiente entrega. El «sobra el Ministerio de Defensa», la propuesta de funerales de Estado para las víctimas de violencia de género o la tan polémica llamada al programa «Sálvame» tampoco han contribuido a multiplicar las adhesiones internas a Pedro Sánchez.

Rajoy encabeza en persona la campaña que está poniendo de relieve las improvisatoria del jefe de la oposición y la falta de consistencia de su discurso. Lo demuestran sus declaraciones esta semana en la cumbre Iberoamericana de Veracruz, en plena entrevista con uno de los medios más importantes de México, en la que, no sólo se despachó tachando a Sánchez -sin nombrarle- de «no muy leal», sino que volvió a descalificarle indirectamente respecto de Rubalcaba. «Las renovaciones, depende de cómo se hagan: algunas veces, lo que acaban produciendo esas renovaciones es un fiasco de colosales proporciones», lanzó al ser preguntado sobre un proceso de relevo en el PP.

Ayer, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón abundó ayer en lo mismo, reforzando además la impresión de que el secretario general del PSOE va a la deriva persiguiendo el espacio arrebatado por Podemos. «Ante cualquier polémica intenta hacer la declaración que cree que mejor suena, a veces parece que lo que le molesta es ser del PSOE», indicó el alto cargo, que recordó que los socialistas se han levantado de todas las mesas de negociación cuando el acuerdo estaba cerca para «no estar cerca del PP».

Otro argumento recurrente para los populares es identificar en sentido negativo al nuevo jefe de Ferraz con José Luis Rodríguez Zapatero. Ahí, la primera en decirlo en voz alta fue la número dos de Génova, María Dolores de Cospedal, a la que siguieron sus colaboradores, como Carlos Floriano o Esteban González Pons. La artillería contra Sánchez se remata con las continuas alusiones a la contradicción y los gestos, no siempre amistosos, que abonan el distanciamiento con respecto a él de Susana Díaz, a la que dentro y fuera del PSOE gustan de

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