Alfonso Alonso, el hombre solo en el balcón

El veterano político, que ha sido alcalde de Vitoria, portavoz parlamentario del PP y ministro de Sanidad, es la apuesta popular para recuperar espacio en el País Vasco

MADRID Actualizado: Guardar
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En realidad, aquel día de agosto del año 2006, Alfonso Alonso no estaba solo en el balcón del Ayuntamiento de Vitoria. Le acompañaban otros políticos, pero todos pertrechados tras los escudos de la Ertzainza. Menos él, que desafió al grupo de radicales que decidieron reventar el arranque de las fiestas de la Virgen Blanca lanzándole furiosamente huevos al alcalde, que era él. Y encima, tuvieron la puntería de acertar con varios. La imagen de aquella jornada mostró a un hombre valiente, sereno y que supo aguantar el tipo en un momento especialmente tenso. Es una anécdota, pero sirve para aproximarse a la persona que ahora es la cabeza del cartel del PP en las elecciones vascas del 25-S.

Alonso, nacido en Vitoria el 14 de abril de 1967, lleva la política en la sangre desde joven.

Alcalde de su localidad de 1999 a 2007, diputado nacional, portavoz parlamentario del PP, ministro de Sanidad... la carrera de este político extravertido, inteligente y con una memoria prodigiosa, según dicen quienes le conocen, ha sido siempre ascendente. Está casado con una donostiarra, Beatriz, con la que tiene cuatro hijos, todos varones.

Es, ya se ve, un especialista en fajarse con situaciones complejas. Está acostumbrado a ellas desde pequeño, cuando por circunstancias familiares su madre -y él como el mayor de seis hermanos- se hicieron cargo en solitario del hogar. Era también casi un crío cuando, en el camino al colegio, se topó de frente con la durísima realidad del terrorismo: fue testigo del asesinato por ETA del comandante Jesús Velasco Zuazola, responsable de la Policía Foral de Álava. Muchos años después, otro asesinato, el de Gregorio Ordóñez, le decidió a dar el salto a la política nacional.

Su partido siempre ha contado con él para momentos difíciles. A la alcaldía de Vitoria llegó con solo 32 años y después de 20 años de dominio del PNV en el Consistorio. Hace solo unos meses fue condenado por el Tribunal de Cuentas por el «caso San Antonio»: durante su época de alcalde, firmó un contrato de alquiler de un local a un empresario que según el tribunal pudo perjudicar las cuentas públicas; una decisión que ha recurrido. Cuando perdió la alcaldía, en 2007, se fue al Congreso de los Diputados, donde ocupó la portavocía del PP entre 2011 y 2014. Allí se descubrió como buen orador y destacó por su talante negociador.

Al Ministerio de Sanidad le envió Rajoy en medio de un huracán, tras la salida de la anterior titular, Ana Mato, empujada por el «caso Gürtel», y con el candente problema pendiente de hacerse cargo de los medicamentos para los enfermos de Hepatitis C, que logró resolver. Y al País Vasco llega en el momento en que Podemos allí está en plena cresta de la ola, o eso dicen las encuestas. Al PP del País Vasco llegó tras la dimisión de su antecesora, Arantza Quiroga, causada por el malestar generado por una iniciativa de ella para crear una ponencia de Libertad y Convivencia que no cayó muy bien en algunos sectores de su partido. Es un encargo de su partido con cierto olor a "marrón": le saca del Gobierno para instalarle en una comunidad en que históricamente el PP tiene pobres resultados electorales. Pese a ello, Alonso lo ha aceptado sin rechistar. Como siempre. Y es muy probable que salga airoso también de este reto.

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