Spotify, la eterna promesa de la canción

El portal de streaming ha reactivado la industria de la música, pero suma una década en números rojos

MADRID Actualizado: Guardar
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Al principio costó acostumbrarse a él, pero poco a poco Spotify fue calando entre los usuarios de internet y hoy en día es la primera referencia en el mundo del streaming. Los primeros años de la compañía fueron difíciles, tuvo que convencer a los diferentes agentes de la industria discográfica de que estaba de su parte, pero sobre todo, tuvo que enfrentarse a pérdidas millonarias cada vez que cerraba un ejercicio. Sin embargo, sus responsables aseguraban que la tendencia se invertiría pronto, que el potencial de crecimiento era indudable, y que en pocos años se convertiría en un modelo de negocio viable.

La compañía sueca mejora sus datos cada año, pero la realidad es que casi una década después de su implantación, Spotify no es en absoluto rentable.

A pesar de haber ingresado más dinero que nunca en 2015 (casi 2.000 millones de euros), las pérdidas siguieron siendo más que considerables: 173 millones de euros. Los datos de 2016 serán previsiblemente algo mejores, pero es más que probable que estén lejos de arrojar beneficios.

El principal problema es el mismo de siempre: hacen falta más usuarios Premium, es decir, de pago. De sus cien millones de usuarios, menos de la mitad lo son (aproximadamente el 40%), y hasta que esa cifra aumente de forma sustancial poco podrá hacerse para aumentar la rentabilidad. Sobre todo porque Spotify cada vez tiene más gastos debido al creciente poder negociador de las discográficas, que han venido reclamando un pago más alto por los derechos de las canciones, consiguiendo que de cada euro ingresado por Spotify, 84 céntimos vayan para ellas en concepto de royalties.

El reparto del pastel

Esta cifra no ha parado de crecer cada año (de hecho, el incremento en 2015 respecto a 2014 fue de más de un 80%). Y así no es fácil que cuadren los números. Sí para los sellos, pues el portal de streaming está colaborando significativamente a la recuperación de la industria discográfica, que en España aumentó su facturación un 12,1% el año pasado gracias al impulso del streaming. De hecho, Spotify ya supone un 10% de los ingresos totales de los sellos discográficos.

El mercado parece remontar gracias a la música online, pero curiosamente, ni el propio portal ni los creadores están percibiendo esa mejora, y éstos últimos siguen quejándose amargamente de lo poco que cobran por reproducción. Spotify paga a sus jefes, es decir, las discográficas, 0,007 dólares por reproducción. Y éstas hacen llegar a sus artistas la exigua cantidad de 0,001 dólares aproximadamente. Es decir, las compañías se quedan con el 80% de lo que les paga Spotify. Más curioso aún es el hecho de que las grandes discográficas estén «saqueando» los beneficios de Spotify hasta comprometer su viabilidad, cuando en realidad ellas, las multinacionales (Sony, Universal, Warner), están entre los principales accionistas de la compañía sueca.

Spotify paga a las discográficas 0,007 dólares por canción reproducida; los artistas solo reciben 0,001 dólares

El estribillo de la estrategia a «largo plazo»

Responsables de Spotify han declarado a ABC que «las discográficas son nuestros aliados y estamos juntos en esto. Acerca de los acuerdos con ellas, sólo podemos decir que tenemos un acuerdo a largo plazo con todos los propietarios de los derechos pero no podemos revelar los detalles específicos de los contratos ya que son confidenciales. En relación a la salida a Bolsa, no comentamos sobre rumores. Además, al no ser una empresa que cotiza tampoco comentamos sobre nuestros resultados financieros. Pero como hemos dicho en el pasado, estamos centrados en ofrecer el mejor servicio de música, en crecer y siempre con vistas en el largo plazo». 

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