José Moncada, durante la entrevista en el Impact Hub Madrid, nido de emprendedores sociales
José Moncada, durante la entrevista en el Impact Hub Madrid, nido de emprendedores sociales - Elvira Megías

José Moncada, CEO de la Bolsa Social: «Cada vez más inversores tienen en cuenta sus valores éticos»

La nueva plataforma de «crowdfunding» apuesta por empresas que tengan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente

Madrid Actualizado: Guardar
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Con una trayectoria profesional vinculada al área de política financiera en España y Europa, José Moncada empezó hace aproximadamente un año a darle vueltas al proyecto de la Bolsa Social (http://www.bolsasocial.com). «Trabajaba en París en la Autoridad Europea del Mercado de Valores, la “CNMV comunitaria”, y empecé a familiarizarme con el emprendimiento social y la inversión de impacto. Se trata de un fenómeno muy desarrollado desde hace años en países como Estados Unidos, Reino Unido o Francia, pero que en España todavía se conoce poco, aunque tiene por delante un futuro muy prometedor. Descubrí entonces que yo mismo era un emprendedor social atrapado en el cuerpo de un euroburócrata y decidí dar un cambio a mi vida», recuerda este funcionario de carrera, citado para esta entrevista en el Impact Hub Madrid, uno de los novedosos espacios de «coworking» o trabajo colaborativo inaugurados en los últimos años en Madrid.

–¿Esa decisión fue un punto y aparte?

– Pues sí. Dejé la UE, regresé a Madrid y monté la Bolsa Social junto a varios socios. Nos propusimos ser el mercado de referencia para las empresas que buscan generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, y para los inversores con valores. Y lo hicimos a través de una plataforma de «equity crowdfunding» o de financiación participativa, donde, a golpe de clic, un inversor puede comenzar con algo tan simple como informarse sobre una empresa hasta decidir finalmente si quiere financiarla. Hemos debutado con tres startups de impacto ya probado y medible: Nostoc Biotech, Utopic_US y Wake App Health.

–¿Qué diferencia la Bolsa Social de otras plataformas de «crowdfunding» similares en España?

–Hay un factor fundamental, somos la primera que lo hace con la aprobación de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores).

–¿Por qué?

–Eso habría que preguntárselo al resto. Desde el pasado mes de abril, la nueva Ley de Fomento de la Financiación Empresarial establece cómo regular en nuestro país la financiación participativa en sus modalidades de «equity» (inversión en capital) y «crowdlending» (inversión en préstamos sobre todo a pymes).

–Pero muchas de esas plataformas ya funcionaban antes, son anteriores a ese marco legal…

–Durante algún tiempo el «crowdfunding» ha sido una práctica alegal. Hablamos de una actividad muy nueva, con apenas tres años de vida en España, que necesitaba un marco jurídico apropiado para ofrecer transparencia y seguridad a la inversión.

–La regulación era una demanda general del sector, pero se ha tachado la «Ley del Crowdfunding» de ser una norma restrictiva al limitar la actividad de los inversores particulares. ¿Usted que opina?

–En términos generales me parece muy positiva porque introduce seguridad jurídica en la financiación participativa, gracias a un régimen basado en la transparencia. Sobre todo, si tenemos en cuenta las barbaridades que se han hecho en España en los últimos años con determinados productos financieros. En internet, además, todos los usuarios forman una red paralela de control. Nosotros queremos inversores conscientes en dos sentidos: conscientes de las implicaciones éticas de sus decisiones de inversión y conscientes de los riesgos que conlleva invertir en este tipo de empresas que necesitan el largo plazo para poder desarrollarse. Pero hay sin embargo una serie de limitaciones en el texto legal que no entiendo. Por ejemplo, me pregunto por qué se fija en concreto el límite de 2 millones de euros para inversores minoristas y 5 para inversores profesionales en las plataformas de «crowdfunding». Por qué esa cantidad y no otra. Aquí quizá sí que veo la mano del lobby bancario, que no quiere que le toquen su corralito. Espero que en un futuro el Gobierno recapacite y se eleven los límites de financiación, el máximo que se puede reunir por proyecto. La distinción que hace la ley entre inversor acreditado y no acreditado tampoco me parece acertada, sobre todo cuando vemos por ejemplo que nadie limita el dinero que se puede gastar en Lotería

–Habla de inversores «conscientes». ¿No funciona ya así el inversor de internet?

–Sí, pero hay un poco de todo... También hay quien entra por primera vez en estas plataformas y no sabe si el capital está garantizado. Predomina el pequeño inversor muy maduro, muy bien informado, pero se necesita una supervisión, una autoridad pública –en este caso la CNMV– que vigile que las plataformas cumplan unos requisitos mínimos de calidad.

–También se cuestionó la capacidad de la CNMV para controlar un sector tan desconocido y especializado, con tantos otros frentes abiertos...

–Es el lógico proceso de adaptación, normalmente el regulador suele ir por detrás del mercado. Nuestro diálogo con la CNMV ha sido fluido y muy positivo. Sin duda tienen un reto por delante, pero en el fondo se trata de hacer lo mismo de forma diferente... Ya se encarga de supervisar actividades muchísimo más complejas que el «crowdfunding».

–¿Está el ciudadano haciendo también ese proceso de adaptación a esta inversión de impacto?

–Cada vez más gente quiere invertir de acuerdo con sus valores éticos. Este cambio de mentalidad es palpable también en las decisiones de ahorro, de ahí el éxito de Triodos Bank. Y hoy puede hacerse gracias a internet, nunca antes ha sido tan fácil tener tanta información para comprobar que hay en realidad detrás de cada empresa.

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