Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos
Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos - REUTERS

La CE ve «desequilibrios excesivos» en Portugal

La radiografía económica de la Comisión Europea subraya el alto endeudamiento y la gran cantidad de créditos malparados

Corresponsal Lisboa Actualizado: Guardar
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La Comisión Europea (CE) muestra por su preocupación por el camino de Portugal bajo el Gobierno socialista de António Costa. Su informe sobre el devenir financiero de Lisboa no deja margen de error: persisten «excesivos desequilibrios».

No se trata de una apreciación conceptual sino basada en indicadores concretos que apuntan a un horizonte complicado en el medio y largo plazo debido a los altos niveles de endeudamiento público y privado, al elevado volumen de crédito malparado, a la tasa de desempleo (11,1%) y a la exigua productividad.

De momento, Bruselas ofrece una ‘tregua’ hasta su próximo análisis en profundidad, que acontecerá en mayo y evaluará cómo se desarrolla la aplicación del denominado ‘programa nacional de reformas’, clave para reconsiderar la valoración.

La CE reconoce que se han producido algunos progresos en los últimos meses. De hecho, Portugal ha logrado cumplir con el objetivo del déficit por debajo del 3%. Con todo, estima que el ministro de Finanzas ha hipotecado el país bajo una lluvia de impuestos indirectos.

Pero, sobre todo, es la espiral ralentizada de crecimiento lo que causa alarma en las instituciones comunitarias: «El potencial de crecimiento continúa en un nivel muy similar al de la etapa inmediatamente anterior a la crisis. Sin embargo, se ve perjudicado por obstáculos persistentes» y por «la rigidez en los mercados tanto de productos como de trabajo, junto con enormes desequilibrios externos».

De acuerdo con el documento, la balanza de Portugal está «por debajo del nivel necesario para un ajuste significativo de la deuda externa líquida». En consecuencia, no resulta extraño que la situación desemboque en una subida de los costes unitarios del trabajo, en vista de que las retribuciones se han mantenido al alza, especialmente por el ascenso del salario mínimo de 530 a 557 euros brutos mensuales.

Y, cómo no, la radiografía de la banca portuguesa dispara la inquietud, con la Caixa Geral de Depósitos encallada en su complejo proceso de recapitalización y la venta de Novo Banco aún por cerrarse.

La calidad de los créditos vigentes solo puede calificarse como negativa, pues predominan amplias bolsas de difícil cumplimiento y la liquidez de las entidades permanece en baremos escasos.

El desempleo de los jóvenes apenas baja de los números rojos, mucho más en el ámbito de la larga duración. El contexto, por tanto, no invita precisamente al optimismo, aunque el primer ministro, António Costa, se afane en ofrecer una imagen de solvencia que no se corresponde con la realidad.

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