Slim ya cuenta con el control absoluto de FCC
Slim ya cuenta con el control absoluto de FCC - ABC

FCC, «Caballo de Troya» de Slim para conquistar Europa desde... ¿México?

Si algunos pensaban que el multimillonario inversor mexicano venía a España sólo a poner dinero para salvar «por la cara» a una de nuestras constructoras históricas, ¡cuán equivocados estaban!

Madrid Actualizado: Guardar
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Objetivo conseguido. El primero, que se sepa claro, de alguno más que tenga bajo la manga. En FCC, ya es el rey. Carlos Slim, digo. Y si no que se lo pregunten a las dos Koplowitz. Madre e hija, hasta ayer mismo como quien dice, las dueñas. Porque si algunos pensaban que el multimillonario inversor mexicano venía a España sólo a poner dinero para salvar «por la cara» a una de nuestras constructoras históricas, ¡cuán equivocados estaban! Los empresarios mexicanos, como los chinos, cuando entran a formar parte de una compañía lo hacen con vocación de mandar. ¿Para qué si no?

Y dicho y hecho. Carlos Slim lograba el viernes pasado modificar el acuerdo que firmó con Esther Koplowitz en noviembre de 2014 que le deja vía libre para tomar el control «per se» de FCC (aunque si alguien dudaba de que ya no lo hacía...).

Esa fue la fecha en la que el empresario mexicano entraba a formar parte del grupo de construcción español de las Koplowitz, en serios apuros. Esther Koplowitz, que había mostrado reticencias a la hora de ceder poder en el grupo (lo que habría llevado a la ruptura de negociaciones con otro multimillonario internacional famoso, George Soros) perdía la condición de primer accionista al rebajar su posición desde más del 50% hasta el 22,43% del capital, frente al 25,6% que cedía a Slim, que entraba a apoyar a las Koplowitz para participar en una ampliación de capital que permitiera reflotar la más que endeudada constructora con una inversión de alrededor de 650 millones de euros. FCC, a precio de saldo, vamos.

Eso sí, entonces, las dos partes acordaron un esquema de paridad en los órganos de gestión de FCC con la designación de cuatro consejeros cada uno (tres independientes y un consejero delegado). En dicho acuerdo, el multimillonario mexicano se comprometía a no superar el 29,9% del capital hasta diciembre de 2018. Pero... todo se ha precipitado. Y Slim, a petición propia, y tras haber ido comprando paquetes de acciones de forma paulatina -ya está muy próximo al 30%, umbral que la ley de opas establece como máximo a partir del cual el accionista debe lanzar una oferta por el 100% de la empresa.- y, con el fin de que FCC pueda poner en marcha la ampliación de capital de 709 millones que necesita para recapitalizarse y reducir deuda, logró modificar el acuerdo.

¡Y vaya que si lo ha modificado! Primero, y lo más importante -porque así, ahora sí, podrá lanzar una opa parcial o total sobre FCC-, el acuerdo suprime la limitación que se impusieron en 2014 de no superar el 29,99% del capital de la constructora y también elimina el reparto equitativo de los puestos del consejo de administración del grupo. De hecho, se espera que rebase este porcentaje, puesto que el mexicano se ha comprometido a adquirir las nuevas acciones que se queden sin demanda (si es que se da esta circunstancia). A cambio, la Inversora Carso -la sociedad con la que gestiona su participación en FCC- asumirá la financiación de la adquisición de los derechos de suscripción preferente de Koplowitz para que ésta no vea diluida su participación en la constructora ¿española? En total, Slim desembolsará 182,2 millones de euros para conservar, como mínimo, un 25,6% del capital, y otros 159,5 millones para que Koplowitz retenga el 22,48%.

De esos poco más de 700 millones, 300 se destinarán a amortizar con quita un tramo de deuda que devengaba altos intereses y daba derecho de conversión a los bancos en caso de impago. Otros 300 se inyectarán en la filial Cementos Portland, y los 100 millones restantes se emplearán en otros fines corporativos. Pero hay más, en virtud del pacto, se romperá el reparto equitativo del consejo de administración, que pasará a estar integrado por ocho representantes designados por Carso, cuatro de Koplowitz y tres independientes, de los cuales el consejero delegado estará nombrado por Slim, quien permitirá que su hija, Esther Alcocer Koplowitz, mantenga la presidencia del grupo «siempre que este cargo sea no ejecutivo». Cuestiones como la modificación del objeto social o incluso de la sede ya no requerirán del respaldo del 50% del capital social en las juntas de accionistas. ¡Acabáramos! Curiosas «nuevas» disposiciones del estatuto, similares a cláusulas de contrato con las expropietarias... o ¿letra pequeña? Seguro que ambas empresarias sabían lo que firmaban... Pero dejan totalmente en manos del inversor la potestad absoluta para hacer con «su empresita» lo que buenamente desee. ¡Es suya! Quedarse en España, avanzar por el Viejo Continente, comprarse alguna que otra constructora más, surcar «allende los mares» instalarse en México...

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